lunes, 28 de febrero de 2011

SOCIOcotidianoLOGÍA (prate I)



Según los iniciadores de la disciplina sociológica del siglo XIX y primera mitad del siglo XX(Comte, Durkheim, Webber, Arendt, Pareto, Marx, Parsons, entre otros) ésta debía ser una ciencia conectada de forma permanente con lo cotidiano, visto esto como lo que ocurre todos los días en los “aquí” y los “ahora” de cualquier población, fuera dicha población urbana o rural, lo fuera una metrópolis europea, norteamericana o asiática o un pequeño asentamiento suramericano, una multicultural urbe del norte de áfrica o un poblado de pastores ovejeros suizos o de llamas, en el altiplano boliviano.

La Sociología se postulaba a sí misma como una ciencia que podía explicar el comportamiento de cada espacio humano, para lo cual se ayudó con elementos de captación de datos tomados de la estadística, categorías de análisis e interpretación de las condiciones de vida tomadas de la antropología, la historia y la psicología. También de estas disciplinas, la sociología tomó los prejuicios propios de la ciencia moderna, el eurocentrismo, el reduccionismo, la supeditación de todos los factores de análisis a uno primordial, por ejemplo, la economía, la tradición, los ritos, la idealización de un orden social único, etcétera.

Con todo esto, la “última de las ciencias” como la llegó a llamar Augusto Comte, se puso al cuello su propia soga, se hizo una disciplina de estudio tan abarcante como vaga, capaz de explicarlo todo y a la vez de no explicar nada, por ejemplo, las escuelas de sociología norteamericanas de las primeras décadas del siglo XX tuvieron menor éxito que las empresas de publicidad en interpretar las querencias, movimientos, repulsiones y ambiciones de la población, ahí donde la Coca-Cola vendía millones de botellas de refresco, las escuelas más prestigiosas de sociología se dedicaban a analizar hechos pasados para aportar explicaciones en retrospectiva, es decir, la sociología hacía el trabajo de la historia. Sin embargo, esta situación no pasó desapercibida y ya para los años 60, las escuelas pertenecientes a lo que hoy llamamos el Estructural/Funcionalismo elaboraron un corpus de ideas con lo que se buscaba hallar un camino hacia la interpretación de lo que “realmente hace la gente”, cómo vive y piensa, por qué elige lo que elige, en fin, un intento de acercar la sociología a lo francamente vivencial.

Buscando en elementos de lo cotidiano tales como el vestir, la preparación de los alimentos, el baile, las formas de elección de pareja, las costumbres del hogar, la música popular, entre otras, los sociólogos estructural/funcionalistas abrieron un campo de acción que intentaba ampliar el universo de la sociología, llevarlo más allá de los análisis ceñidos a la búsqueda de un orden social típicos del positivismo o a la sumisión a lo puramente economicista como era en rigor la sociología marxista. No obstante la sociología estructural/funcionalista intentaba una interpretación con fines en la adaptación de la sociedad a un modelo de “buena sociedad” prescrito tanto en los Prerrequisitos Funcionales del funcionalismo, como en los conceptos de Rol y de Estructura, Funcionalidad, Disfuncionalidad, Adaptación al Medio, Autorregulación, entre otros, que en esencia planteaban al acto interpretativo como un camino hacia el conocimiento sobre qué le faltaba a cada sociedad para llegar a ser lo más parecidas posible a una sociedad prototípica y por esta vía, es obvio que se siguió incurriendo en los vicios del mundo científico que los propios cultores del citado enfoque denunciaban, pues, tratando de entender cómo se comporta una población, subyacía la idea de prescribir cómo debía comportarse para ser “funcional”.

El problema no radica en querer que una sociedad funcione, el asunto está en que según un planteamiento como el que se viene discutiendo, la sociedad sólo puede funcionar si ésta, está organizada de una manera específica, por ejemplo: si una familia no está conformada por un padre, una madre, los hijos, si no habitan una casa propia, se puede decir que es disfuncional, ¿y qué supone esta disfuncionalidad? Que tal vez los hijos abandonen la escuela sin terminarla, que puedan tener problemas de adaptación al medio social, que se hagan malandros, por nombrar algunas anomalías sociales.

De esto ser así, entonces muchísimas de las familias venezolanas o sudamericanas, por hablar de lo que conocemos, sólo criarían chicos con éstos y con otros problemas, ya que en nuestro medio social es muy común la ausencia de un padre, la constante mudanza por no haber casa debido a los grandes déficits habitacionales, en nuestras familias hay diversidad en la forma como se organizan y jerarquizan, en muchos casos está la Abuela que actúa como matriarca y sus hijas con todos sus hijos que responden a una forma de autoridad matriarcal, en otros casos, por problemas de habitabilidad, las parejas deben seguir viviendo junto a sus padres (es común escuchar la expresión “voy a tener que construir atrás o arriba”) para poder solventar el asunto de la vivienda, esto seguramente definirá el tipo de familia, la cual, por vivir en una estructura multifamiliar está sujeta a formas de autoridad, jerarquía, división de tareas, etc. que actúan de manera disímil a lo que el estereotipo familiar describe y no por esto, el tejido de relaciones debe producir únicamente disfunciones, por otro lado, podríamos preguntarnos ¿si en las sociedades con mayor presencia de familias estereotípicas no hay problemas de índole social tales como los antes mencionados?

Por todo esto y a pesar del viraje positivo que dio la sociología en los años 60 con la expansión del discurso estructural/funcionalista, aun seguía siendo una disciplina sostenida en los anclajes de la Ciencia Moderna y por lo tanto sumergida en la crisis de las ciencias sociales, una crisis por cierto, que venía arrastrando desde sus albores en el siglo XIX.

Continua…

lunes, 14 de febrero de 2011

Dr. Sheldon Cooper visita Caracas.


El vicerrectorado de Investigación y Postgrado de la prestigiosa universidad Simón Bolívar de Venezuela honrando los convenios académicos suscritos con la casa de estudios norteamericana UCLA, invitó al doctor en física Sheldon Lee Cooper a dictar una conferencia en sus instalaciones.
Con motivo de la visita a nuestro país, Sheldon tomó un curso de español online y en tiempo record ya dominaba de manera fluida algunos rudimentos básicos de este idioma, siendo como es, Sheldon estudió algunos aspectos de la historia nacional, así como los avances en el campo científico de nuestros investigadores, así pues, en poco tiempo el Dr. Sheldon Cooper ya era casi un erudito en materia de Venezuela, o al menos así lo creía él.
El arribo al Aeropuerto Internacional de Maiquetía se hizo sin mayores contratiempos, el Dr. en Física más joven de la historia, debió esperar las acostumbradas 2 horas para recibir su equipaje, en esas dos horas, el científico preguntó por sus maletas 60 veces, cada exactos dos minutos, la empleada, que ya estaba verde de la rabia, le había dicho casi igual número de expresiones soeces para desalentarlo de su insistente “preguntadera”, pero éste no las pudo procesar pues estaban proferidas en coloquialismos autóctonos para los cuales el curso online que tomó Sheldon, no estaba lo suficientemente actualizado. Al fin salieron las maletas, Sheldon las tomó y se retiró raudo a tomar un taxi para dirigirse a su hotel.
Pasadas dos horas, el Dr. Cooper esperaba de pié en el sitio donde alguien le dijo se detenían los taxis, cada vez que extendía la mano y decía “taxi” alguna persona se le adelantaba y abría la puerta del vehículo, se montaba e iba, dejando a Sheldon esperando por el próximo. Por fin, se detuvo un carro, no parecía taxi pero tenía una mínima calcomanía que así lo indicaba, el conductor sacó medio cuerpo por la ventanilla del copiloto y le gritó “que pasó el miooo, vas pa’ Caracaaa?” Sheldon solamente comprendió el vocablo “Caracas”, por eso pensó que probabilísticamente el pintoresco nativo se estaría refiriendo a un típico ofrecimiento del servicio de transporte a la capital del país. Entró en el carro.
“Sinior, po-de-ria llevarme al hotel Marriott de la ciudad de Carrracas” dijo Sheldon con evidente acento gringo, a lo que el conductor contestó “yeeees brothel, agarrese duro es qués, vamos raspando pa´allá”, Sheldon comenzaba a dudar de la eficiencia del curso de español en línea ya que estaba entendiendo aproximadamente el 15,6% de las palabras que empleaba la gente en este lugar.
Por el camino el taxista, le contó a su cliente sobre sus tres hijos, uno jugaba beisbol, seguro lo iban a firmar, el del medio estudiaba 3er grado y la chiquita estaba en el preescolar o como él decía, en el “kindel”, Sheldon en tanto, miraba anonadado los cerros atiborrados de ranchos que acompañaban el camino durante el tiempo que duró el trayecto, hacía ejercicios mentales sobre la cantidad de casitas, al multiplicar un número determinado de éstas por los kilómetros que medía el trayecto, se impresionaba de la orografía del país al sentir en carne propia las irregularidades de la vía, las cuales a pesar de las maniobras del conductor no podían evitarse.
El conductor impresionado por la actitud silente de su pasajero se atrevió a preguntar, “mire señor musiú, y usted pa´qué viene pa´ acá pa´ Venezuela? A lo que Sheldon respondió “dis-cul-pe yio no le en-tien-dou”, el conductor insistió, “bueno elmio, que ser lo qué ha-cer us-ted a-quí?”,Sheldon precisó casi todo cuanto dijo el conductor, aun no entendía que significaba la expresión “EL-MI-OU”, pero de igual forma se atrevió a responder “well, (dijo en su gringa pronunciación) yio soy un físicou, tengou co-no-cimien-tous básicos so-be-re el universo y en todo lo que lo contiene y vengou a dar una con-fe-ren-cia sobre la Teoría de Cu-erdas en la Universidad simón Bó-li-var” al escuchar esto el taxista solo alcanzó a decir “ta ien, bulda e finooo! Al chamo mío le rasparon física tres veces, seguro que polque no se supo las cuerdas esas, por eso es mejor que lo firmen pa´ los Yankis ”
Así continuó el trayecto, Sheldon no habló una sola palabra más, el taxista en cambio le contó que había estado en el medio de dos tiroteos, que estaba saliendo con una promotora de Polar que lo que está es “MIAMOL” y que tenía que ir donde un compadre que le debía una plata. Al llegar al hotel, Sheldon se bajó de inmediato y el taxista le dijo “Que pasó brothel, tu querer irte con la cabuya en la foot? Son 100 lucrecias” ahora sí que Sheldon no entendió nada, el signo monetario local era el Bolívar no las lu-cre-cias, sacó cien de los primeros y los entregó al conductor, éste le despidió diciendo entre dientes “estos imperialistas pitiyanquis quieren veni a jodelo a uno, bien hecho que el comandante les tira lo que es duro”El Dr. Cooper puso sus maletas en el suelo, de inmediato un muchacho las tomó y se fue caminando hacia la otra esquina, Sheldon pensó que las maletas accedían por otra entrada, llegó a la recepción y dijo “Bu-e-nas tardes, Dr. Sheldon Cooper de UCLA tengou una re-ser-va-ción en este hotel a nombre de la uni-ver-si-dad- Simón Bo-lí-var”, todo iba fluyendo con rapidez y cordialidad, luego de haberle peguntado 60 veces a la empleada del aeropuerto por sus maletas, de haber esperado el taxi por dos horas y de los saltos del carro por los huecos de la autopista, tenía que aceptar que el conductor era indescifrable pero agradable y en el hotel eran bastante eficientes, cuando metió sus documentos en el bolso de mano y se disponía a ser conducido a la habitación, el botones peguntó “Sr, may I take your baggage” Sheldon detuvo su marcha y contestó en su “perfecto español” “ya se las en-tre-gué al chicou de la en-tra-da”… del otro lado de Caracas el falso botones sacaba del bolso unas 7 franelas de súper-héroes de marvel, perfectamente dobladas, 7 pantalones de cuadros, dos consolas de Nintendo-DS de última generación, un I-pod, 7 revistas de comics gringos de edición especial para viajeros y una laptop Mc. contentiva de gran parte de todo el conocimiento sobre el universo…
Sheldon aguardaba sentado en una punta de la cama por la respuesta sobre sus maletas, tenía el teléfono inalámbrico de la habitación sobre las piernas y lo tomaba cada dos minutos para llamar a recepción y peguntar por su equipaje, en el lobby del hotel descolgaron el teléfono. Del otro lado de Caracas remataban los Ds, la Mc y las franelas del físico al mejor postor, con las revistas no pudieron hacer negocio.
Pasaron 45 minutos y 22,5 llamadas a la recepción cuando sonó el teléfono, Sheldon, que no se había movido de su sitio, contestó, lo esperaban en el lobby, era la comitiva de la universidad a quienes ya habían enterado del hurto del equipaje y muertos de pena esperaban al científico para ofrecer excusas e invitarlo, por lo menos, a cenar, unos tragos, a una discoteca…como era martes, Sheldon exigió comida Thai, coca-cola diet y nada de contacto con seres sudorosos en actos e ritualidad pre-coital, es decir, declinó la idea de ir a la disco, así es él.
Durante la cena, los profesores de la USB intentaron divertir al Dr. Cooper, le contaron anécdotas, hablaron de política, beisbol, mujeres mientas Sheldon impertérrito comía y callaba, en un momento interrumpió e hizo una disertación sobre los campos electromagnéticos, inmediatamente terminó volvió a su ensimismamiento, en un momento comenzó a preguntar dónde podía reclamar sus maletas, habló de su contenido, de sus records en pacman y otros juegos del precámbrico de los videogames, de sus revistas extraviadas y dejó bien claro que los miércoles debía vestir su “T-shirt de Flash” por todas esas razones debía conseguir su equipaje, parecía no preocuparse por su laptop, al menos no la nombró, en realidad, Sheldon podía dar su conferencia sin hacer uso de ningún equipo, por otro lado, obviamente, esta era su computadora de viaje y, BAZINGA! sólo tenía en su disco duro, específicamente aquello que necesitaba para el viaje.
De vuelta en el Marriott, Sheldon preguntó a sus anfitriones qué significaba la palabra “ELMIOU” con la cual se había dedicado a llamarlo aquel taxista, nadie supo responderle, lo que hizo que el físico asperger hiciera la consulta al ascensorista, éste le explicó que EL MIO significaba algo así como “pana, vieja, pana burda, compa´, llave, bruja y You!” le dio ejemplos “Qués lo ques You”, “ese panitaaaa”, “qué pasó bruja”…Así se fue Sheldon a dormir. Al día siguiente en el auditórium de la Universidad Simón Bolívar, vistiendo un traje comprado en Misura, con el cual se sentía realmente incómodo por ser el miércoles el día de la t-shirt de Flash. Sheldon, ante lo más granado del mundo académico de la Ciudad de Caracas, comenzaba su conferencia sobre la Teoría de Cuerdas haciendo gala de su español remozado en la escucha al taxista y las explicaciones del chico del ascensor, dijo, “bu-e nas tardes EL-MI-OOOUUU”, se hizo de inmediato un silencio el cual el Dr. Cooper ignoró pues pensaba que había dicho una frase acorde con el escenario.
Al terminar su conferencia luego de 1 hora y 45 minutos exactos, fue llevado a una oficina mientras pasaba una arremetida de gases lacrimógenos de la Policía Metropolitana, en plena refriega con los estudiantes de la USB, demasiada anarquía, el facto entrópico de esta ciudad estaba volviendo loco al físico texano que ya no veía la hora de regresar a su residencia en Pasadena Ca. Cuando pudo salir de la universidad, lo llevaron a comer Sushi en el CC Tolón, pero Sheldon tenía en su planificación alimentaria sólo los martes para la comida asiática, pensó que el tercer mundo no superaba sus contradicciones socioeconómicas debido a que no se respetaban las planificaciones, demasiada improvisación no podía ser un signo de civilización.
Al fin de su jornada, el Dr. Sheldon lee Cooper regresaba a casa, con dos maletas menos, un montón de confusiones lingüísticas y la certeza de que debía cambiar su curso de español online, por uno que incluyera los modismos de uso común en la capital de Venezuela.