viernes, 11 de septiembre de 2015

13 AÑOS 9 MESES Y 12 DÍAS




Debo comenzar diciendo que tengo pocas afinidades políticas e ideológicas con Leopoldo López y su partido Voluntad Popular; solamente votaría por él en el caso que fuera éste, el candidato de consenso en contra de este régimen perverso que hoy lo sume en la tiniebla de un calabozo con una sentencia fabricada en las mentes de Cabello y Maduro, una sentencia la cual todos podíamos prever se daría pues la naturaleza kafkiana del juicio de pantomima que se ha llevado a cabo desde hace más de un año en su contra, no era más que otra muestra de la forma y estilo como los gangsters que dominan el país actúan en todos los terrenos, en cada situación.


Los que vivimos los sucesos del 12F y los días posteriores presenciamos como testigos y víctimas todas las formas de maldad desplegadas por los sujetos que mandan en Venezuela, pues, aun sin medios de comunicación veraces, sin prensa, sin televisión, las imágenes horrendas de estudiantes asesinados y heridos, los videos de policías golpeando mujeres, de ancianos detenidos, de gente torturada, lograron circular y hacerse eco en una población mundial la cual reaccionó, como no reaccionaron los gobiernos, ni la ONU, ni la OEA en contra de los desmanes que causaban los cuerpos de seguridad y las hordas paramilitares afectas al gobierno.

Para cuando todo se calmó, el régimen ya tenía alguien sobre quien hacer caer todas las culpas, ese alguien era Leopoldo López, quien luego de entregarse y ser recluido en la prisión de Ramo Verde ha sido objeto de un continuado y sistemático trato despiadado, se le han mancillado sus derechos, se ha intentado pisotear su dignidad.


El juicio que se ha llevado a cabo en su contra, ha estado plagado de vicios procesales, de las mismas triquiñuelas con las que siempre el poder va apretando sus garras sobre la garganta de la justicia; y ayer, en un resultado más que previsible arrojó su sentencia absurda, ridícula y malsana sobre el rostro no solo del acusado, sino de todos quienes sabemos que los verdaderos responsables de los muertos del 12F son los mismos culpables de la escasez, de la inseguridad, de la humillación de los colombianos deportados, del desastre económico en el que nos encontramos, del éxodo de cientos de miles de venezolanos, del decreto que autoriza las armas de guerra en las manifestaciones, de las trampas electorales, de la devaluación, de la inflación, de que las cárceles se hayan convertido en emporios del crimen con discotecas incluidas, de que no haya medicinas, de  que vivamos en el miedo y la zozobra por la persecución política, de que no tengamos prensa, en fin, de todo.


La sentencia  de ayer, no cae solamente sobre los hombros de Leopoldo López, cae sobre los míos, los tuyos, los de todos cuantos creemos que en un Estado de Derecho la protesta es un derecho inalienable. Claro está, cuando el Estado de Derecho es una fantasmagoría, una entelequia conceptual, la cual, los dueños del poder manejan y malean a su antojo, entonces una sentencia como la de ayer, forjada en el absurdo sirve a manera de mordaza colectiva, de cortina de miedo para acallar las voces de  todos quienes increpan al régimen y exigen, cumpla con sus responsabilidades.


Es insoportable saber que le echan 13 AÑOS 9 MESES Y 12 DÍAS a López encima, que ayer golpearon a su mujer y sus simpatizantes y que al tiempo de eso, el país esté gobernado por los artífices de las muertes de aquellos estudiantes cuyas vidas fueron truncadas por las balas y el puño de estos hacedores de miedo, estos criminales a sueldo del Estado, los mismos que se enriquecen a cada minuto con nuestra pobreza colectiva.


Solo espero que en algún momento despertemos como ciudadanía y que pongamos en el banco de los acusados quienes sí lo merecen, y que esta vez sí, con los argumentos que sobran, con las razones que abundan se les condene por todos sus crímenes, por los crímenes de todos estos años, y los de cada día, pues con cada instante que permanecen mandando, más culpables se hacen, más criminales son.




Illich.