jueves, 16 de diciembre de 2010

Sobre la Reforma de la ley "Resorte"


En algún momento de nuestra historia reciente, la promulgación de la "Ley de Responsabilidad en Radio y Televisión" se mostró como una estrategia del gobierno para represar algunas informaciones que le fueran inconvenientes, para ejercer algo que ha sido obsesión, a lo largo del tiempo, para gobiernos de corte totalitario cualquiera que sea su ideología, esto es EL CONTROL DE LA INFORMACIÓN, de hecho si podemos establecer un gesto denotativo de la acción de unos cuantos regímenes antidemocráticos no obstante su latitud ideológica y geográfica, éste es el intento y a veces manifiesto control sobre la prensa, los medios masivos de información, el aparato educativo y hasta los rumores.

Nuestro gobierno, pese a persistir en una constante autoproclama de su talante democrático, ha hecho su buen esfuerzo por amordazar las informaciones. En este país no hay que hacer un supremo ejercicio de memoria para recordar eventos como el cierre de RCTV, la clausura de decenas de emisoras radiales, la adquisición por vía de la compra o expopiación de medios impresos, la apertura de canales, diarios, emisoras cuya programación no funge sino como parte de un ingente aparato comunicacional dedicado a la propaganda oficial y a la exaltación de la figura mediática más trabajada y repetida en nuestras pantallas de TV, cine, en la radio, la prensa, en publicidad emplazada a todo lo ancho y largo del territorio nacional e incluso continental,obviamente, la del Presidente Chávez.

Hoy en día vemos como el gobierno se plantea aprobar, cosa que fluirá automáticamente por los canales legislativos que le sirven, un nuevo instrumento legal, que según las voces oficiales intenta la regulación sobre la "canalla mediática", la "pornografía periodística", "el monopolio de la información", ejercido y ejerciéndose por los agentes fieles a los intereses de la burguesía nacional y al poder político económico global representado por el Departamento de Estado Norteamericano. Debido a esto,por el peligro que la información y su control en manos de los intereses adversos al "proceso revolucionario" inquiere, este reformado instrumento legal contiene en su fuero herramientas para controlar el internet, los canales de noticias, o se debe decir, a Globovisión, las redes sociales y la telefonía, entre otras de una u otra manera esta acción no suponen sino la reedición de la intención totalitaria del gobierno por controlar todo lo que se dice, se escucha, se piensa y hace dentro de su área de control, a saber, el país entero...

Un nuevo escenario socio/político le plantea a Chávez nuevas necesidades, mejor dicho, la necesidad de incrementar su posibilidades de dominio sobre todo lo tocante a la vida de las personas, hoy en día nos podemos enterar por facebook sobre las falla en los servicios en otros estados, sobre protestas al otro lado de la ciudad en la que habitamos, por blackberry se nos puede advertir sobre robos en centros comerciales, choques en autopista, colas, donde hay azúcar o café, entre otros acontecimientos, cuyo conocimiento no conviene al gobierno, de igual forma, habría que ser ingenuo para creer que todo lo que fluye por los medios es veraz, muchas veces se corren rumores que insuflan la angustia y los niveles de ansiedad social se disparan, pero el que se conozca esta razón es suficiente como para emprender e incrementar las acciones de una política de mordaza?

Más bien, lo que hoy ocupa al gobierno es un intento desesperado por conseguir que la gente no se entere que en la ciudad vecina, en el barrio de al lado se va la luz a cada rato, tal como en la calle donde se vive, no quiere que se corran informaciones sobre secuestros, sobre homicidios en cantidades industriales, sobre los desafueros de corrupción que ocurren desde las bodegas hasta los centros de distribución a nivel macro de las redes MERCAL y PDVAL, el gobierno pretende desconectar las informaciones sobre quién protesta, por qué se protesta y cual es su respuesta ante los reclamos, hacer pasar todas las noticias por los filtros de la censura y desconocer los hechos que categorizan su terrible gestión.

En un año que marca la antesala a un proceso electoral definitorio donde Chávez será evaluado ya no por la popularidad de su persona, ya no en comparación con una contrafigura caudillesca, sino por los no-resultados de su gesta gubernamental, por la imposibilidad de instalar el tan nombrado sistema económico socialista del siglo XXI y con éste dar respuesta a las grandísimas carencias de las clases populares, de los que menos tenían y ahora tienen menos.

Este año que se avecina, el gobierno tiene la necesidad perentoria de acaparar y manejar toda aquella información que lo perjudique, que no es otra que la realidad social de todo un país, enorme empresa, la de crear todo un imaginario social.Plantar una idea, tal como en el argumento de la excelente película de Cristopher Nolan, protagonizada por Leonardo Di Caprio "EL ORIGEN", crear un mundo en el que nada esté pasando y la voz oficial sea la única fuente informativa, esto no es un empeño nuevo de Chávez, ha sido una política sostenida en el tiempo, que abarca también el sector educativo, acabó con el sector sindical, es una política, un actuar que lleva en acción todos los años de Chávez en el poder y ha vivido reediciones, retrocesos y reimpulsos. El de ahora es un reimpulso, una radicalización como el propio Chávez la llama, más esta vez se hace desde el desespero, desde la premura del que sabe que su tiempo se agota mientras él persiste en su idea de permanecer en el poder por siempre, no obstante ve volcarse sobre sí la realidad de su gestión caotizante, de obras inconclusas, de problemas elevados a dimensiones exponenciales, ahora vuelve a intentar en el control de lo que se dice, escucha piensa y hace, la manera de velar los hechos de crear una realidad mediada por su discursividad culpabilizadora e incendiaria.

La pregunta entonces es, lo logrará?, podrá evitar la conversación entre el cliente y el taxista, la protesta de los transportistas porque les matan a los compañeros, la rabia de las enfermeras, médicos, maestros, empleados cuando llegado el día de cobro no haya dinero en las cuentas ya pírricas por la devaluación de unos salarios que no aumentan mientras los productos en los anaqueles suben de precio de forma desmedida, cómo ocultarle a un ama de casa la realidad de un supemercado vacío de productos de la dieta diaria, de un Mercal austero por obligación, de un hospital sin insumos,como se le soslaya a una madre la visión de un barrio invivible donde tienen que crecer sus hijos, la desolación de una escuela sin clases, pueden decretar que la emergencia eléctrica ya es cosa del pasado pero si se va la luz ni ese optimista decreto será escuchado.

Todo el nuevo paquete de leyes Habilitantes busca incrementar el control que el ejecutivo/Chávez tiene sobre todos los aspectos de la vida social venezolana, con el fin último de permanecer por la vía que fuere en el poder, se lo permitiremos?

martes, 7 de diciembre de 2010

“lo siento, pero esa es la tradición”


La violencia puede tomar muchas formas, manifestarse de maneras diversas e inclusive disimularse entre todo el corolario de costumbres que circulan entre los integrantes de una determinada sociedad. Pongamos como ejemplo el asunto de la tradición, si revisamos el concepto de tradición de manera ligera, podemos decir que se trata de una costumbre que se afianza dentro de un grupo social y se transfiere por generaciones a través del tiempo, repitiéndose consecutivamente y de forma relativamente inalterada por generaciones.
Teniendo en cuenta el concepto de tradición podríamos reflexionar en torno a que algunas de éstas entrañan dispositivos de violencia social controlada, que suelen pasar inadvertidos y que tal vez solo el que pueda ser en un momento víctima de algún tipo de violencia pueda de forma queda quejarse un poco, como cuando un grupo de estudiantes de un colegio cualquiera emprende a manotazos contra un compañero el día de su cumpleaños, lo que por tradición se acostumbra a llamar “salitas”, las cuales se brindan al agasajado para, demostrarle, será el cariño que se le tiene, digamos que “sí”, no quedándole de otra al cumpleañero que cubrirse de lo que le toca por tradición, una vulgar rumba de palos para los cuales el único desquite posible sería esperar el cumpleaños de algún otro para dejar que la tradición le duela al próximo cumpleañero.
Por tradición también solemos mojar a la gente en carnaval, mojar como mínimo, cuando no es que la tradición degenera en ensuciar, revolcar y golpear con objetos contundentes como “bombas congeladas” o sea, un pedazo de hielo macizo a alguien que probablemente no conocemos ni sabemos qué hace o donde va, pero, por tradición el que ataca parece sentirse justificado en una suerte de permisividad social que opera en un entorno donde el respeto por la condición del otro queda suspendido en un limbo que seguimos llamando tradición!
Así las cosas, volviendo al caso cualquiera del colegio cualquiera, tenemos que una tradicional “salita” de cumpleaños derivó en una brutal golpiza, con patadas y empujones contra quien simplemente había cometido el infame delito de… cumplir años. ¿Por qué una “sana” tradición ha de desembocar en un todos contra uno, en una golpiza que ocurre para divertimento de los que atacan y los que miran como un individuo es vapuleado por los pocos segundos que dura la escena en el patio de un colegio?
Vivimos tiempos violentos, tiempos en los que la confianza en instituciones y principios de conducta pública ha mutado en una sensación de expectación acechante, en un prerrequisito de autodefensa inmediata y automática en contra de cualquier signo de agresión contra uno mismo o contra aquello que uno debe proteger, a saber, la familia, el empleo, la propia integridad, los bienes, etc. Con esto podemos decir que estamos en una permanente actitud defensiva contra cualquier cosa que sospechemos nos pueda agredir. Las razones que motivan esta actitud están más que claras, una delincuencia desbordada, un corpus institucional inoperante, por no decir partícipe de las acciones delictivas, todo esto suma una disociación moral del tramado social que evidentemente se refleja en el ánimo defensivo de la gente. ¿qué tiene todo esto que ve con una “salita de cumpleaños” en un patio escolar?
Pues bien, la presión que ejercen los citados factores sobre el conglomerado social puede encontrar algunas vías de escape en la actitud agresiva de algunos individuos, los cuales atacan antes de ser atacados, “guerra preventiva” habría dicho el infausto Donald Rumffeld en su momento, nos convertimos en agresores antes de que se nos agreda, tomamos la iniciativa y marcamos nuestra impronta de superioridad tal vez, o manifestamos nuestro miedo social huyendo hacia adelante, diríamos con la jerga pugilística “el que pega primero, pega dos veces”, para luego justificar el desafuero agresivo y desconocedor del espacio vital del otro con la auto asumida liberación de culpa, “lo siento, pero esa es la tradición”.
Illich Sánchez