martes, 7 de diciembre de 2010

“lo siento, pero esa es la tradición”


La violencia puede tomar muchas formas, manifestarse de maneras diversas e inclusive disimularse entre todo el corolario de costumbres que circulan entre los integrantes de una determinada sociedad. Pongamos como ejemplo el asunto de la tradición, si revisamos el concepto de tradición de manera ligera, podemos decir que se trata de una costumbre que se afianza dentro de un grupo social y se transfiere por generaciones a través del tiempo, repitiéndose consecutivamente y de forma relativamente inalterada por generaciones.
Teniendo en cuenta el concepto de tradición podríamos reflexionar en torno a que algunas de éstas entrañan dispositivos de violencia social controlada, que suelen pasar inadvertidos y que tal vez solo el que pueda ser en un momento víctima de algún tipo de violencia pueda de forma queda quejarse un poco, como cuando un grupo de estudiantes de un colegio cualquiera emprende a manotazos contra un compañero el día de su cumpleaños, lo que por tradición se acostumbra a llamar “salitas”, las cuales se brindan al agasajado para, demostrarle, será el cariño que se le tiene, digamos que “sí”, no quedándole de otra al cumpleañero que cubrirse de lo que le toca por tradición, una vulgar rumba de palos para los cuales el único desquite posible sería esperar el cumpleaños de algún otro para dejar que la tradición le duela al próximo cumpleañero.
Por tradición también solemos mojar a la gente en carnaval, mojar como mínimo, cuando no es que la tradición degenera en ensuciar, revolcar y golpear con objetos contundentes como “bombas congeladas” o sea, un pedazo de hielo macizo a alguien que probablemente no conocemos ni sabemos qué hace o donde va, pero, por tradición el que ataca parece sentirse justificado en una suerte de permisividad social que opera en un entorno donde el respeto por la condición del otro queda suspendido en un limbo que seguimos llamando tradición!
Así las cosas, volviendo al caso cualquiera del colegio cualquiera, tenemos que una tradicional “salita” de cumpleaños derivó en una brutal golpiza, con patadas y empujones contra quien simplemente había cometido el infame delito de… cumplir años. ¿Por qué una “sana” tradición ha de desembocar en un todos contra uno, en una golpiza que ocurre para divertimento de los que atacan y los que miran como un individuo es vapuleado por los pocos segundos que dura la escena en el patio de un colegio?
Vivimos tiempos violentos, tiempos en los que la confianza en instituciones y principios de conducta pública ha mutado en una sensación de expectación acechante, en un prerrequisito de autodefensa inmediata y automática en contra de cualquier signo de agresión contra uno mismo o contra aquello que uno debe proteger, a saber, la familia, el empleo, la propia integridad, los bienes, etc. Con esto podemos decir que estamos en una permanente actitud defensiva contra cualquier cosa que sospechemos nos pueda agredir. Las razones que motivan esta actitud están más que claras, una delincuencia desbordada, un corpus institucional inoperante, por no decir partícipe de las acciones delictivas, todo esto suma una disociación moral del tramado social que evidentemente se refleja en el ánimo defensivo de la gente. ¿qué tiene todo esto que ve con una “salita de cumpleaños” en un patio escolar?
Pues bien, la presión que ejercen los citados factores sobre el conglomerado social puede encontrar algunas vías de escape en la actitud agresiva de algunos individuos, los cuales atacan antes de ser atacados, “guerra preventiva” habría dicho el infausto Donald Rumffeld en su momento, nos convertimos en agresores antes de que se nos agreda, tomamos la iniciativa y marcamos nuestra impronta de superioridad tal vez, o manifestamos nuestro miedo social huyendo hacia adelante, diríamos con la jerga pugilística “el que pega primero, pega dos veces”, para luego justificar el desafuero agresivo y desconocedor del espacio vital del otro con la auto asumida liberación de culpa, “lo siento, pero esa es la tradición”.
Illich Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario