domingo, 23 de abril de 2017

DIGNIDAD DESNUDA

Acribillado a perdigones, famélico y golpeado.

Pero "El Presidente" prefiere verle el pene, hablar del pene, criticarle el pene. No hay que ser un experto en psicoanálisis para saber que cada inconsciente se fija en aquello que desea multiplicar...

Un hombre desnudo con una dote de dignidad que incluso soslaya el instinto de buscar cubrirse, no solo cubriese el cuerpo lánguido y enjuto, tampoco se oculta de las agresiones de los malandros con armadura, los que lo saturan de gas y perdigones, los que le hieren e insultan.

Luego, el desgraciado indolente bufón, sale a burlarse, a bailar sobre las cabezas de venezolanos muertos como es su costumbre. Como otra de sus costumbres, profiere con su verbo escatológico, comentarios baratos, doble sentido sin gracia ni filo, sus palabras soeces, su jeta manchada de estiércol verbal, sus manos culpables, sus disfraces, y su mayor disfraz, el de Jefe de Estado, el disfraz con que nos jode a todos.

El bufón gigante se burla, apoltronado tras un cerco de botas, incómodo y sudoroso; con miedo, más miedo del que sus esbirros pueden repartir. Le teme al hombre desnudo, a la señora que detiene tanquetas, a los chamos con piedras en las manos, a los ingobernables estudiantes, a los vecinos, a los muertos de sus gestión maldita.

Le teme a todo, al juicio que viene sobre él, y a los suyos, los que ya le comienzan a traicionar, la desbandada de las sierpes. Y mientras, se burla, el asesino, para que crean que manda y es gracioso. Y se fija en el pene del tipo cuya dignidad lo apabulla, lo supera y lo subsume en el mayor de sus temores, el miedo del final que se le acerca y le muerde los pasos.


Illich

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