Auswitch, Treblinka, los Gulags soviéticos, Guantánamo, Abu Ghraib, El Castillo de Montjuic, La Rotunda, El Cuartel San Carlos son algunos de los lugares con los que distintos regímenes de la historia han contado para castigar a la disidencia; son cárceles y campos de concentración y exterminio. No importa que el criterio para enviar gente allí haya sido la persecución étnica, el terrorismo fundamentalista o la disidencia política.Tampoco importa que alguno de estos regímenes sea considerado hoy en día el adalid de la democracia, o que alguno de los tiranos que los erigieron y usaron siga teniendo su buena legión de fans.
A todos estos lugares se les ha tenido y tiene obviamente para castigar, aislar y subsumir a quienes envían allí, para que la distancia geográfica ahogue los gritos de los condenados. Asimismo, se les usa con la intención de infundir miedo en quienes no están allí, porque a estos antros simplemente se va a sufrir, y también, a morir.
Faltaba algo así al régimen que opera en Venezuela, una cárcel emblemática donde enviar estudiantes, presos de consciencia, luchadores de una resistencia que les ha venido ganando las calles a pesar de su perversa fuerza represiva, a pesar de todas las tácticas de miedo que implementan, de todos los asesinatos que perpetran, y las torturas, y los asedios.
Ahora envían estudiantes a El Dorado, su Gulag Tropical. Un sitio que en el imaginario colectivo de los venezolanos está asociado a los peores sufrimientos, al apartamiento total, al exilio social como castigo, al olvido.
Hoy 4 de julio de 2017, valiéndose de arbitrariedades que resultan inenarrables, el régimen de Nicolás Maduro y sus secuaces de lo que llaman la "justicia militar" privó de libertad a 27 estudiantes, a quienes antes habían secuestrado dentro de un recinto universitario (Les importó un rábano la AUTONOMÍA UNIVERSITARIA), a quienes torturaron, ultrajaron, sometieron a un proceso viciado y luego, para la aplicación a rajatabla de la receta de maldad de cada sistema opresor de la historia, los trasladaron en medio de un despliegue de fuerza que incluía tanquetas, contingentes de efectivos, motorizados, patrullas, y gendarmes de a pié. Unos iban a parar a la cárcel 26 de Julio en San Juan de los Morros, otros a El Dorado, a las mujeres les dieron casa por cárcel, obviamente porque ya los maltratos físicos y morales eran más que evidentes.
Los esbirros judiciales del régimen desoyeron los argumentos de los abogados defensores, los esbirros uniformados lanzaron gases lacrimógenos a los familiares desesperados, cada cuerpo hizo su trabajo maldito en contra, no de delincuentes comunes, a esos los respetan, les tratan con “bondad revolucionaria” toda esa maldad fue vomitada sobre ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS. Más trofeos de una cacería humana, para que en la próxima Cadena Nacional el Stalin de Cúcuta, el Saddam de Miraflores baile y se burle, mientras los narco aviones y buques siguen llegando a los puertos del mundo y la O.N.U fija la fecha para el año 2089 de un debate con el fin de precisar con exactitud en dónde es que queda Venezuela.
Muchachos, la lucha por un país mejor sigue, pronto los tendremos libres.
Illich
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