martes, 10 de noviembre de 2009

EDITORIAL- NOS HABLA DE GUERRA.


Si bien es muy certero el adagio que reza que la Historia la escriben los vencedores; esta afirmación asume que desde el manejo del poder se produce la narrativa de los hechos ocurridos que prevalece para la posteridad, también resulta innegable, que tener una mínima conciencia de los eventos sucedidos en el pasado nos puede dar luces a fin de prefigurar perspectivas algo lúcidas sobre lo que ocurre en nuestra contemporaneidad.

Por qué planteo esto como principio de mi reflexión, pues bien, cuando revisamos algunos sucesos propios de la historia latinoamericana como la Guerra de las Malvinas-1982 (Argentina vs. Gran Bretaña) y nos enfocamos en sus causales más íntimos, nos estrellamos contra una serie de situaciones que se pueden estar repitiendo en este momento en Venezuela (SÍ, voy a hablar otra vez de Chávez).

Sucede que la Dictadura Militar Argentina, luego de haber implantado un régimen de terror que incluía entre otros desmanes, el asesinato político, la tortura, la desaparición forzosa de miles de personas, el control de los medios de comunicación, del aparato educativo y productivo del país austral durante décadas, al verse acorralada por la presión internacional, el despertar de una población que comenzaba a romper el cerco del miedo y la imploción de su sistema de casta militar totalitaria, tuvo la genial idea de atizar un conflicto bélico, nada más y nada menos que en contra de Gran Bretaña, segunda potencia del eje capitalista en tiempos de la Guerra Fría. Una guerra perdida de antemano. Pero, ¿por qué intentar una conflagración desde una posición armamentística, logística y económica claramente desventajosa?

Precisamente aquí reside la necesidad de prestar un poco de atención a la historia, eventualmente, ciertos regímenes políticos han utilizado el recurso de ir a la guerra con el objetivo de alimentar un sentimiento nacionalista el cual sirva para cohesionar a la población en torno a la idea de defender la patria y así desviar la atención colectiva de los asuntos tocantes a las crisis internas, los problemas sociales, económicos y políticos, hacia una matriz de opinión encausada hacia la salva guarda del orgullo nacional y la defensa del territorio.

El régimen argentino, haciendo uso de una discursividad que incluía el argumento de la defensa de las soberanía nacional, la cual se encontraba mancillada por la ocupación británica del archipiélago antártico de las Islas Malvinas, comienza una campaña mediática en cuyo seno se exaltaban el orgullo patrio, en torno a un liderazgo encabezado por la casta militar dominante, a fin de establecer un ámbito de acción que hiciera olvidar los desafueros del régimen y con estas condiciones llevar a cabo la operación de "recuperación" de las islas, al tiempo que se aseguraban su permanencia en el poder.

La respuesta de los ingleses no se hizo esperar y en pocos días una ingente flota (armas de última generación, aviones Harriet sin estrenar) surcaba los mares por orden de la primera ministra Margaret Thacher, su objetivo, recuperar las islas y "devolver el orden" al mundo. terminaron enfrentándose en una guerra relámpago, uno de los poderíos bélicos mejor dotados del orbe, con una cantidad de soldados heroicos, mal armados y abandonados a su suerte en sus gélidas posiciones de combate.

La Guerra de las Malvinas no solo afianzó y recuperó en parte el status de potencia global de los británicos, los cuales habían ido cediendo espacios durante todo el siglo XX con los procesos independentistas de La India y el reconocimiento por su parte, de la soberanía de unas cuantas colonias en todo el planeta. La consecuencia más contundente de la pretensión de fuerza de los militares argentinos fue su descalabro como clase dominante. El colapso de un ejército mal dotado y terriblemente dirigido, precipitó el derrumbe del régimen cuando no fue posible detener el flujo informativo y las noticias de las derrotas del ejército albiceleste en todos los frentes, caldearon los ánimos colectivos y la gente se volcó a la calle. En la guerra de las Malvinas los argentinos perdieron un archipiélago y ganaron el fin de la dictadura.

No sólo el caso señalado muestra como la estrategia de llamar los tambores de guerra para nuclear a la población al rededor de la clase dominante ha sido usada a lo largo de la historia, los Estados Unidos lo hicieron y lo hacen 9 años después del 11 de septiembre. En nuestro país, una acción que ahora se quiere exaltar como heroica de Cipriano Castro, provocó un bloqueo de las costas nacionales en 1902, el motivo, de nuevo el intento de desviar la atención de los problemas internos hacia los enemigos foráneos, no importa en este momento escudriñar los intersticios de los casos ejemplificados acá, más bien importa situarnos en el cómo estos y otros casos en la historia sirven para dibujarnos un bosquejo de lo que pudiera estar sucediendo en nuestro aquí y ahora.

Para un Chávez normal, el cotidiano, el de las cadenas diarias, ese mismo de TODOS los días, las palabras "combate, confrontación , batalla, estrategia, táctica, pelea, lucha, milicia, cohete, tanque de guerra,ak 47 ", entre muchas otras del estilo, forman parte de su argot, de su retórica incendiaria, la que tanto disgusta a unos y seduce a otros, tiene diez años acostumbrando a unos y otros a este discurso. Ya lo hemos normalizado y lo solemos tomar a juego, sin embargo, el Chávez de hoy tiene problemas que otrora no tuvo que solventar, entre otros puedo enumerar: 1) no tiene el mismo ingreso por concepto de renta petrolera, 2) la desinversión en el sector servicios está pasando factura (La crisis de la luz y el agua no se debe a otro fenómeno del NIÑO que no sea al NIÑO HUGO), 3) el desabastecimiento de productos de la dieta diaria muestra las costuras del sistema de distribución de alimentos del gobierno, 4) el campante aumento de la violencia, 5) la inflación, 6) cualquier otro que se le ocurra a quien esté leyendo.

Hoy Chávez no habla sobre la Independencia Energética y Alimentaria, de la cual se ufanaba cuando el flujo de dólares petroleros alcanzaba para importarlo todo, hoy habla de bañarse con totuma, de prohibir aires acondicionados y luces de arbolito, hoy no va a actos multitudinarios porque o bien, no hay para pagar la movilización de miles de personas que cobraban por aplaudirle, o porque, hay demasiada gente molesta (quise decir ARRECHA) por el incumplimiento a todos los niveles de todas las promesas. En cambio, hay acceso restringido a los actos mediáticos y palo policial y gas del bueno para quienes intenten salirle al paso al cortejo presidencial con el fin de protestar por las condiciones en las que viven, estudian, etc. Así como lo pudieron sufrir en carne propia los Estudiantes de la ALDEA BOLIVARIANA de EL LIMÓN (Maracay, Edo. Aragua) el pasado 30-10-2009.

El Chávez de hoy insulta a sus ministros y los llama ineptos, los culpa, ellos no se ofenden ni renuncian porque, sí son ineptos, pero también son muy ricos y con mucha plata la ineptitud no duele tanto. Pero insultar ministros hoy no lo libera de responsabilidades como en otros momentos de estos 10 años de revolución lo hizo, hoy hay menos ilusos pensando que "Él no se entera" (por cierto, lo mismo decían de J.V Gómez en cuanto a la tortura, "Él no se entera"), hoy quizás ya podemos comenzar a sopesar el hecho de que ÉL si sabe y SÍ tiene responsabilidades en todo este desastre.

Entonces nos lleva a la Guerra, vuelve con la retórica belicista, tal como lo hicieran los militares argentinos, utiliza un discurso pro soberanía, moviliza tropas y el producto de su "inversión" más cuantiosa, un andamiaje armamentístico en el cual se ha ido gastando progresiva y sistemáticamente un enorme porcentaje del ingreso de divisas del país.

No es ésta la primera vez que el presidente de nuestro país utiliza el ardid del llamado a la guerra para virar la atención de la opinión pública. En lo personal juzgo que Chávez viene intentando problematizar el continente, no tanto en contra del Imperio Yankee, del capitalismo y todo lo demás, sino más bien, en función de capturar los flashes al tiempo que nuclea un liderazgo financiado dentro de los gobiernos que le siguen la corriente y le debitan la cuenta corriente, la de ahorro y todas las cuentas.

Por último aclaro, no estoy intentando decir que si vamos a la guerra y la perdemos entonces automáticamente se va a terminar la hegemonía de Chávez, en términos de tendencias históricas no me cuadro del lado de los deterministas, siento por el contrario que la excusa de la guerra puede servir para limitar las libertades, aun más, justificar la escacés, los racionamientos, la persecución de la disidencia, las acusaciones de traición para todos aquellos que protestemos la guerra, implementación de leyes marciales, en síntesis, más represión.

Illich Sánchez.


1 comentario:

  1. tienes toneladas de razón , en la sección de política tengo un texto llamado the chavez´s life, ahi resalto el asunto oposición, el cual tambie´n me preocupa y qe por supuesto tiene gran culpa en el tono de nuestro momento, en youtube hay una entrevista de Oscar Yanes a Chavez, presedida por una a CAP que muestra de donde viene la cosa, gracias por tu crítica, espero sigas leyendo este espacio.illich

    ResponderEliminar