viernes, 20 de febrero de 2015

"SOLO ESTABA CUMPLIENDO ÓRDENES" Otra de esas frases...

"Solo estaba cumpliendo órdenes" Esa ha sido históricamente la excusa de muchos asesinos y torturadores cuando el poder que los ampara se quiebra y se ven atrapados, teniendo que rendir cuentas sobre sus maldades.

Así dijeron los nazis y los fascistas, los gendarmes de Pinochet, de Franco o de Milosevic cuando se les llevó a juicio "Yo solo era un funcionario y hacía lo que me mandaban" Pero en su momento, muy diligentes ellos, aplicaron corriente, cortaron gargantas, fusilaron niños, mujeres y ancianos, redujeron a hombres a los peores umbrales de la vergüenza, del dolor.


Ayer cuando vi sacar a Antonio Ledezma (Alcalde Metropolitano de Caracas) a empujones, también cuando leí el texto de Padrón sobre las torturas a los estudiantes, o cuando he tenido que correr de la policía por ejercer mi derecho a la protesta durante estos largos y ¡malparios! 16 años; me imaginé a esos funcionarios que hoy le ponen la bota en el rostro a toda una sociedad y como una horda de caníbales se llevaban al político, teniendo que responder algún día, ante alguna justicia, llevados ahora sí por el miedo a salir con la excusa “Es que yo solo cumplía órdenes”


Es obvio que no espero un acto de consciencia de uno de estos seres vivos que matan estudiantes cumpliendo órdenes, que arrastran por los cabellos a mujeres que bien podrían ser sus madres o sus hijas, que golpean en el suelo a un chamo hasta dejarlo exánime por los golpes ordenados por sus perversos jefes y perpetrados por sus inicuas extremidades de insectos venenosos y envenenados.

Y no son solo los que golpean los que “cumplen órdenes” Los funcionarios públicos, los que maltratan a la gente, trafican con comida, se reservan a discreción la asignación de casas, vehículos, créditos ¡Esos también dirán que cumplían órdenes! Dirán que no tienen la culpa, que nada de lo que hacen lo hacen por maldad.


Lo cierto es que cuanto más abusan más le toman el gusto al abuso y lo convierten en su práctica vital, su modus operandi de lacayos a sueldo, embarrados de traición con tal de mantener un precario status de poder. Son solo peones, son prescindibles, ellos lo saben por eso viven apurados y se esmeran en la adulación, adulan robando, golpeando, adulan matando.

Lo peor es que son tan desechables que cuando sus perversos jefes los desean quitar del medio los borran como si fueran lo que son, escoria.


Illich

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