domingo, 28 de octubre de 2018

LA VOLUNTAD DEL PODERÍO (Nietzsche vs. El chavismo)

Imagen tomada de Google
Uno de los conceptos más potentes de los producidos por Nietzsche es el de La Voluntad de Poder. Así mismo, tanto como potente, este concepto ha sido uno de los más falseados, malentendidos, acomodado a intereses y tergiversados, dentro del arsenal del ideario del citado filósofo.

Como Voluntad de Poder debemos entender aquella apuesta por la vitalidad ante todas las cosas, sobre todo, aquellas que suponen el dominio sobre sí mismo y la posibilidad de imponerse a los propios prejuicios, al remordimiento y a los atavíos culturales.

Crear para sí un armazón de valores que le permita sobrellevar la decadencia de la cultura de masas, las imposiciones políticas y las manipulaciones éticas e intelectuales, tanto de las élites en el poder como cuando estas imposiciones vienen de lo normalizado por la mayoría.

Voluntad de Poder, no era para Nietzsche voluntad de mandar a los otros, sino más bien, una voluntad férrea por resistir, por no dejarse arrastrar por la marea de los tiempos, de lo políticamente esperable, por las "buenas costumbres" cuando éstas atentasen contra la dignidad de uno mismo.

La gente que nos manda, obviamente emplea a su manera una voluntad de poder, la cual les permite deslastrarse de cosas como el costo político de sus acciones, el deber ser de sus cargos, la necesidad de jugar con las reglas que enmarcan el ajedrez político, es decir, atender a las leyes. A estos sujetos lo único que les importa es mantenerse con el control del país. A costa de lo que sea, como sea.
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Cómo anteponer el mismo concepto ante tal avasallamiento, ante el abuso, cómo usarlo en contra de los sátrapas que hacen gobierno en este país. Pues supongo que apartándonos un poco del nihilismo absurdo que supone seguirles jugando con sus reglas, atendiendo sus normas, respetando su tablero de ajedrez.
Desplegar una Voluntad de Poderío supone arrancamos de una vez la esperanza de vencerlos en tanto ellos sean quienes organicen la trama de los procesos con que se hace la vida política del país. Resistir, protestar donde sea, como sea, pero en coordinación y con más inteligencia que temeridad.

Hay que sacarlos de su zona de confort, hacerlos rabiar, arrinconarlos en su pequeñez moral y luego enseñarles que no son ellos quienes encausan la vida de nosotros en su ambición totalitaria y corrupta.

Para eso tenemos exigir de nuestros líderes un enorme acto de voluntad, precisamente, la voluntad de mantenerse unidos y coherentes, no tanto por principios, sino por objetivos, por el objetivo final de todo esto.

De cada cual, debemos exigirnos el mayor de los impulsos, el de emplear el ejercicio de esa voluntad sobre nosotros mismos, saber que superar el sufrimiento de estos años requiere sacrificios tenaces para poder culminar con la égida de los forajidos que nos gobiernan.

Voluntad de Poder es acción, movilización y abandono de la terrible conducta inercial y de contraataque que nos ha acompañado por años. Si no lo hacemos, se nos seguirá imponiendo la oscuridad de los malditos.


Illich


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