Acto I
Una
de las líneas tendenciales asentadas en el tiempo por parte del gobierno, ha
sido la de “dejar hacer, dejar pasar*” Jugar al cansancio y al agotamiento del
oponente para luego, ya disminuido en número y en ímpetu ir por él, atacarlo con
todas sus fuerzas, las legales, las ilícitas y las de dudosa legalidad también.
Con esa estrategia han afrontado las numerosas crisis que sus propias políticas
han ocasionado en esta larga y penosa década y media que lleva su hegemonía.
Los venezolanos hemos normalizado situaciones
que son intolerables, la fuerza de la repetición y la costumbre nos ha hecho
adaptarnos a vivir en violencia, en escasez, en ausencia de norma, en falla de los servicios más esenciales, en desbalance
en cuanto a nuestros derechos políticos y civiles. Durante estos 15 años hemos
aprendido demasiado bien y lastimosamente, a sobrevivir siempre en crisis.
De
ahí que el Ministro de Alimentación Félix Osorio se atreva a decir, palabras
más palabras menos que si hacemos colas para ir a conciertos, al cine o en el
banco, cuál sería el problema en que las hagamos para comprar comida. Este funcionario
no está aventurando esas palabras, él no las dice porque éste sea un hecho que
puede llegar a ocurrir, lo dice porque ya este fenómeno está bien calado dentro
de la performatividad de nuestra sociedad.
El
Ministro también lo dice porque él sabe que la escasez va a seguir por tiempo
indefinido ¿Por qué va a seguir? Pues debido a las políticas del gobierno de
Maduro, las mismas que han generado la merma de la producción, disminución de
las importaciones, corrupción en la red de distribución de alimentos, la
carencia de divisas, estancamiento de las inversiones, entre otras. Con ese
mensaje el gobierno apuesta a su juego normalizador por vía del Laissez-faire. Ellos
intentan llevar a la palabra algo para lo cual están conscientes de no tener
ninguna solución pues, cuando ya resulta débil el pseudo argumento del “cerco económico”
su nueva huida hacia adelante es plantear que hacer colas para comprar comida
es algo, sino bueno, al menos “normalito”
Acto II
Otro
eslabón de esta cadena, lo de cadena lleva doble sentido, lo podemos visualizar
en la forma como el gobierno ha tratado desde hace mucho tiempo las protestas
en el país. Si bien es cierto, la presencia del asesinato como estrategia
represiva se ha incrementado a partir del 12F, también lo es que brutalidad
represiva se viene sintiendo desde tiempos de Chávez. La represión ha estado
acompañada de una estrategia comunicacional en la cual se intenta vender la
imagen de que nada está ocurriendo en Venezuela.
En
este contexto, las “cadenas presidenciales” en las cuales Maduro llama al
diálogo, según su palabra, a los “grupúsculos financiados por la ultra derecha”
Acusándolos de minorías extremistas que generan la anarquía en un país donde
todo está bien, al tiempo que felicita la acción de los grupos paramilitares
que se hacen llamar “colectivos” los cuales salen a matar manifestantes a
discreción o a la Guardia Nacional cuyos efectivos caídos o lesionados son
tratados como héroes, mientras que a los civiles muertos se les echa la culpa
de haber sido asesinados por el simple hecho de protestar.
Este
discurso, actúa en tres direcciones, por
un lado culpabilizando a quienes ejercen la protesta, por otro lado, negando las
razones y el alcance de las mismas y en tercer término, justificando los
excesos de unos cuerpos de seguridad del Estado y sus irregulares adjuntos, que cumpliendo órdenes de sus jefes nacionales
y locales han asesinado, secuestrado,
torturado, vejado, asediado y allanado a personas y hogares cuya participación
en las protestas les han costado y siguen costando su vida, su salud y su sosiego.
Mientras esto ocurre, los reclamos no son atendidos y las políticas de hambre
siguen acentuándose.
A
la hora de bajarle intensidad a los reclamos por la forma inhumana con que el
régimen ha atacado a la población civil, funcionarios del Estado como la
Defensora del Pueblo Gabriela Ramírez ,ha esgrimido excusas como su tristemente
célebre justificación de la Tortura “Si no te quieren sacar información,
entonces no te están torturando” La pregunta que me hago en cuanto a esta terrible
aseveración es ¿Dolerá menos que te golpeen, te apliquen electricidad, te
rocíen gas irritante en la boca y los genitales, te quiebren los huesos, si al
hacerlo no te preguntan nada?
Aquí
no hay torturas dice el régimen, aquí los que mueren se lo buscaron, los
colectivos están haciendo patria y hacer colas no está tan mal ya que en el
cine las hacemos y no nos quejamos. Todo un orden discursivo que procura dar
asiento verbal a las condiciones infrahumanas a las cuales nos está sometiendo el
régimen Maduro-Cabello y sus cómplices
de la dictadura cubana.
Todo
muy “transparente” como en la OEA, todo muy “normal” como imputar por agresión
a quien recibe golpes y condecorar al que los reparte.
Illich
Sánchez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario