lunes, 6 de abril de 2015

HABLANDO DE DRAGONES.

Prefiero que los dragones sean un mito.
 
De no serlo, de ser ciertos, ya me imagino a los circos ofreciendo su Show de dragones vencidos para el disfrute de toda la familia. Cacerías de dragones en los confines de la tierra para el beneficio de la ciencia y zoológicos donde sin duda los dragones amarrados o encadenados pasarían sus miles de días aburridos tras barrotes de jaulas, unas mas arregladas que otras.
 
Imagino los dragones en cautiverio, operados de sus glándulas flamígeras para que no rosticen a los niños que contentos les arrojan cotufas.
 
La encargada de Sky World (Un See World de dragones) Hablaría emotiva de la relación con su dragón entrenado, diría que el dragón es feliz aunque no vuele, ni capture su alimento, aunque lo mantengan confinado a una pajarera inmensa, que en este caso debía llamarse dragonera o para que la cosa sonase más humana, un "Hábitat para dragones"
 
Hubiese películas y series con dragones de verdad y estos animales actores serían sacados del set de grabación y llevados a punta de corriente para volver a sus dragoneras "especiales con todas las comodidades"
 
Detestaría que los dragones corrieran con la misma suerte de las orcas, tigres y elefantes... Ya me imagino al Rey de España con una bota montada en la cabeza de un dragón recién aniquilado, acribillado con armas especiales de las que la realeza puede costearse. Me imagino a los que hacen sacrificios de cabras, gallinas y perros, bebiendo sangre de dragones bebés.
 
Zapatos, carteras, correas y chaquetas de piel de dragón, amuletos de dientes de dragón, crema anti arrugas de hígado de dragona y pastillas de los testículos, también de dragón, claro... Para la virilidad.
 
Menos mal que los dragones son de mito, que no son sino un sueño bien soñado por los miedos de nuestros antepasados, que no tiene que haber una Sociedad Protectora de Dragones, y que no hay dragones de raza con pedigrí y dragones callejeros teniendo que comer basura.
 
 
Illich.
 

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