Según la RAE existen
tres acepciones para el término RUMOR, las tres son breves y concisas, directas
como lo puede ser un vocablo carente de polisemias. Éstas son, a) Voz que corre
entre el público, b) Ruido confuso de voces y c) Ruido vago, sordo y
continuado. Los tres acercamientos al término resultan elocuentes y
coincidentes con muchas de las cosas que ocurren en nuestro momento y lugar
actuales, para ser más claro, en Venezuela.
Intentemos, a través de
las tres caras el término rumor, comprender la situación perenne de dimes y
diretes que fluyen indetenibles por nuestra geografía, instalándose en el imaginario
social de la gente como una fuente más de “información”, a ratos la única, con
la que nos mantenemos siempre alerta, siempre en incertidumbre, siempre vacíos
de un sentido y dirección claros. Porque desde un principio y hasta el fin, un
rumor es solo un atisbo, un susurro al oído de la colectividad, sencillamente
soluble en el tiempo. De los rumores nadie se responsabiliza, nadie da cuenta
porque parece que se crean por generación espontánea, o tal vez no…
Voz que corre entre el
público: Una de las
cualidades físico/químicas de los rumores es que éstos fluyen, se desplazan
entre la colectividad y avanzan a velocidades variables e independientes unos
de otros de acuerdo con la fuerza que los ha impulsado. Los rumores se generan
o son generados en un ambiente específico y este es; La ausencia de
información. A menor información mayor posibilidad de desplazamiento, alcance y
efecto tienen los rumores. En un país donde se controlan los medios de
información de masas, donde la censura pesa sobre la consciencia de los
comunicadores y donde se paga, se amenaza y se amordaza la información veraz,
lo más probable es que los rumores ocupen el lugar de las noticias.
Ruido
confuso de voces: El rumor es confusión en sí mismo, los
rumores dicen y dejan de decir a la vez, en la sinuosidad de su desplazamiento
se van ensanchando, cargándose de nuevos signos, metamorfoseándose. Como todo
cotilleo, cambian de sentido, se imbrican en el tejido social, se mimetizan e
irrigan las mentes angustiadas de las personas, las cuales pasan a ser vectores
de la confusión, de lo que se dice pero no se asegura. Los rumores carcomen por
la incertidumbre, como sierpes constrictoras, estrangulan.
Ruido
vago, sordo y continuado: Los rumores no precisan nada, se escabullen
de la realidad para que no se les crea del todo, luego se devuelven para que no se
les olvide, se les tenga cuenta como cuando se tiene un mal presentimiento.
No se acaban, continúan y se suceden uno tras otro cuales ristras infinitas de
angustias que se agarran la cola unas a otras.
¿A
quién convienen los rumores? A los mismos que
cierran los canales de televisión, a los que apresan políticos opositores, a
los que manejan a su gusto la miseria con las mafias de comida y productos
básicos, a los que compran periódicos y chantajean emisoras de radio, a los
mismos responsables de las colas, a los que matan estudiantes, a los que se
inventan artilugios como “Guerra Económica” “Invasión Imperial” y los 47 intentos de “Golpes de Estado" ficticios
por año desde que llegaron al poder.
En Venezuela no sabemos
cuántos se siguen muriendo de fiebres, no sabemos la real causa de las fiebres,
no sabemos cuántos realmente han caído por la mano del hampa, no hay cifras,
solo rumores. Ignoramos si es cierto, medio cierto o completamente falso que
están robando niños, solo hay rumores. Rumores y alaridos de dolor, rumores y
palabras mal dichas del presidente, rumores y amenazas.
Los rumores te tocan la
puerta o te la tumban, te secuestran y resulta que aun cuando te ocurra a ti en
tu propia carne, pueden no creerte porque la misma y malditamente ausente
versión oficial también es un rumor.
Illich.
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