Hoy
amanecieron las hogueras de cauchos encendidos en varios lugares de Maracay, si
algo va quedando claro es que, con cada muestra más de brutalidad por parte del
régimen, la protesta va aumentando en intensidad, más gente se suma. Así como
también son más los que repudian las acciones del poder.
Indignados, ante la violencia desmedida provocada por el gobierno y sus bandas armadas,
sumado a esto, las declaraciones de los voceros de "la revolución" quienes intentan
torcer la realidad llevando las cosas a un plano discursivo “Aquí no está pasando
nada” decían la semana pasada. El hincapié de esta semana es culpar de la violencia,
de los muertos y heridos, asaltados, golpeados y robados, es decir, de los
desmanes que ellos han causado, a los líderes de la oposición, remarcar que las
protestas son organizadas y direccionadas por el Departamento de Estado de EEUU,
a la vez que niegan el desafuero de brutalidad policial, el despliegue de
mercenarios y el black out
informativo que han puesto en práctica. Intentan darle la vuelta al término “Fascista” y apuntarlo hacia quienes les adversan, cuando en realidad cada letra de ese concepto les calza a la medida, tan bien como les quedan sus camisas rojas y sus pistolas en la mano. Fascistas es el régimen usa el poder represivo, jurídico y económico del Estado para extinguir toda clase de disidencia. Aquí el único fascista es el gobierno!
Anoche en el municipio donde habito (Mario Briceño Iragorry) se vivió el 5to día de protestas, lo que al principio se presentaba como un “cacerolazo” de unas 100 personas que tocaban sus ollas entre 8:00 y 9:00pm, con los días ha incrementado en número de forma exponencial, también en intensidad. Ya por dos jornadas ha habido hogueras y barricadas. Hay que decir que aun la fuerza pública no ha reprimido en ese lugar y que los paramilitares se han limitado a pasar en sus motocicletas gritando frases provocadoras. Esto contrasta con otros lugares del país donde la protesta es atacada hasta con armas de guerra.
La
gente que asiste al punto de la concentración, el cual conocemos como El
Torreón, es en su mayoría partidaria de la protesta pacífica, lo cuento porque
ayer, en varias oportunidades se detuvo a un pequeño grupo que pretendía tumbar y prender fuego a una valla
publicitaria del gobierno. Este gesto de la gente, impidiendo el desafuero de la minoría anárquica me pareció tan alentador como la protesta
en sí misma.
El
que la gente esté dispuesta a expresarse sin caer en la actitud violenta no
tiene nada que ver con pasividad, cobardía o la pérdida de sentido de la
protesta. Al contrario, es un asunto de claridad política y de sentido lógico
de las cosas. Aquí lo que más daño le hace a este gobierno tiránico y asesino,
no es que haya un foco de protesta en un solo lugar en cada ciudad del país, no
lo afecta tanto que en ese lugar se formen batallas campales. Lo que realmente
estremece sus cimientos, erosiona su estructura y horada su moral es que se formen
protestas en más y más lugares, que estas protestas sean lo más nutridas
posible y que la gente esté organizada y clara en su labor.
Por
otro lado, el que haya habido cuatro estudiantes muertos, quién sabe cuántos heridos, detenidos, apaleados y torturados de manera salvaje y premeditada, ya ubica al gobierno como un represor delincuencial
y brutal, lo deslegitima ante el mundo y ante personas dentro y fuera que lo
apoyarían en otras circunstancias. Lo que ocurre en Venezuela está a nivel de
tragedia. No obstante todo esto ha podido ocurrir por una sola gran razón, la
tragedia diaria que significa subsistir en un país donde el salario no alcanza,
los alimentos y las medicinas no se consiguen, el hampa ha acabado con miles de
personas sin que se haga nada efectivo en contra de esto, ni de nada de lo
anteriormente citado.
La
gente se hartó de ver a los políticos de la revolución viviendo como
jeques mientras balbucean consignas de la extemporáneas izquierda, al tiempo que aplican al
pueblo medidas de austeridad dignas de la catástrofe económica de la que ellos
mismos son responsables, pero que no sufren porque son la dirigencia de una
mafia que ha tenido 15 años para enquistarse en todo el estamento institucional
del país, para corroer el aparato industrial, controlar la prensa y los gremios,
utilizando todas las vías posibles, las cuales incluyen el chantaje, el
soborno, la amenaza, el vilipendio y la trampa electoral, solo por nombrar
algunas de las formas que les han permitido controlarlo todo.
La
protesta es solo una expresión, una de las consecuencias del fracaso del
gobierno, de su sistema económico, de su
crisis de liderazgo, de la ruina en que han sumido a las familias, del
desprecio por las personas a quienes dicen amar, porque si hay algo enorme en
el discurso y prácticas del gobierno y sus cabecillas, es la distancia que
existe entre su pregón, su forma de vida y la miseria social y económica que
nos han echado encima a todos los venezolanos, a sus propios partidarios de
base, a aquellos que les repiten las consignas tanto como a los que les
adversamos desde siempre.
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