jueves, 27 de febrero de 2014

Vacas, motos y saqueos.


 
“No puedo con la velocidad con que pasan las cosas en mi país”

Así rezaba el estado del Facebook de uno de mis contactos hace uno o dos días. Ahora no recuerdo quién lo escribió pero me sentí identificado de forma inmediata, por estos días el tiempo corre demasiado urgente, no más uno se entera que ocurre algo, rueda un rumor o asesinan a alguien e inmediatamente acaece un nuevo suceso que desplaza al primero, como si se tratara de un oscuro juego de billar donde un evento golpea y saca al anterior de nuestro umbral de atención, incluso antes de que nos demos tiempo para procesarlo.

No solo se trata de la rapidez con la que acontecen las cosas, más preocupante, mucho más, es el nivel de atrocidad de los sucesos que nos están ocurriendo a todos, digo que a todos porque con cada evento dantesco y desolador nos vamos arrinconando hacia lo más profundo de una húmeda, lóbrega y hostil gruta, la de la inhumanidad y el salvajismo. No podemos sentirnos ausentes de lo que ocurre porque cada uno como individuo no se haya visto involucrado directamente en los eventos de este tiempo.Somos partícipes, tal vez cómplices cuando siendo testigos decidimos no reaccionar.

El día que se volteó la gandola de ganado cerca de la población de Morón Edo. Carabobo, asistimos a uno los espectáculos criminales más repulsivos de la  historia de nuestra sociedad.  Por las redes circulaban fotografías de gente despedazando, entre risas, a aquellos animales. Tener que recordarlo me provoca nauseas. Amarraban a las vacas por sus extremidades y halaban de éstas desde vehículos, descuartizándolas, les daban hachazos, machetazos y golpes, arrastraban a esos seres por la calzada. Todo esto ocurría mientras las vacas seguían vivas!

Alguien podrá decir que igualmente los bovinos eran para consumo humano, que si acaso yo soy vegetariano, que el hambre movió a la poblada a actuar así, o que incluso, con todo lo que está pasando, por qué yo me preocupo por estas vacas… Entre otras cosas y aceptando que sí me afecta el sufrimiento de los animales, lo que me más preocupa no son las infortunadas vacas, lo que me aterra es el nivel de violencia y goce con la maldad de algunas personas de nuestra sociedad.

De ahí que poco me extraña el ensañamiento de la subhumana agente de la GNB dando de cascazos a una mujer en estado de total indefensión, al igual que las múltiples torturas, palizas, tiros de gracia y otras manifestaciones de barbarie ejecutadas a partir del 12F por los cuerpos represivos del Estado, los regulares y sus adjuntos de impronta paramilitar, en contra de manifestantes civiles.

El nivel de indolencia ha crecido dentro de nuestra sociedad, la normalización del crimen, de la violencia, ha hecho indiferentes a muchos, los cuales son capaces de negar hasta la saciedad los desmanes causados por La Dictadura. Otros, cosa peor, participan de la maldad con total desvergüenza, se entregan a la ruin acción del ultraje como si fuesen caníbales drogados de odio.

Así es como la noche del lunes comenzaron los saqueos, en un principio como una perversa estrategia del gobierno que tenía como fin último la deslegitimación de la protesta. Pretendían así culpar a los Estudiantes de iniciar los actos vandálicos en contra de la propiedad y la sociedad en sí. No obstante, esta vez no pudieron o no quisieron controlar el vandalismo, como sí habían hecho cuando Daka (diciembre 2013) Por distintos sectores de la ciudad hubo una ola de atracos los cuales fueron perpetrados en locales comerciales, en la calle, en casas. Se robaron vehículos, hirieron personas, asaltaron familias enteras y todo esto ocurría mientras personeros del gobierno decían que todo estaba en calma aunque, aclaraban, solo había saqueos en El Limón, precisamente, el lugar donde los Estudiantes habían protestado y enfrentado a la GNB, la policía y los Tupamaros durante las horas el día.

El amanecer del martes 25 de febrero, por las redes sociales se decía lo que la televisión nacional prefirió callar, los saqueos se habían sucedido en distintas partes de la ciudad, otros desvalijamientos aun continuaban. La táctica del miedo que consiste en diseminar la anarquía, infundir el terror en la población civil, se había manifestado cuando los paramilitares, escudados y en ocasiones trasladados por la policía asediaron urbanizaciones disparando hacia las casas y los apartamentos, persiguieron a los manifestantes que se habían atrevido a protestar en los barrios, abrieron negocios pequeños en las barriadas al tiempo que gritaban las consignas de la revolución. Se habían entregado a la depredación ya de forma flagrante.

Vengo disertando sobre el nivel de violencia e indiferencia que parece drenar las venas de nuestra sociedad, donde descuartizar animales vivos es algo que algunos de nuestros compatriotas hacen con una sonrisa en los labios, donde nuestros cuerpos de seguridad se han dedicado a violar los Derechos Humanos de la población civil y donde los irregulares que forman parte del aparato político del régimen actúan de manera brutal contra gente indefensa.

Otro ejemplo que grafica este tipo de situaciones, ocurrió en el supermercado que lleva por nombre Súper Líder, lugar donde comenzaron los saqueos, insisto, de manera programada. Es un establecimiento enorme para los estándares de nuestro país, debido al tamaño del supermercado, al día siguiente a las 11:00am aun continuaban los saqueos.

 Fue aproximadamente cerca del mediodía cuando una persona fue asesinada de varios tiros en la entrada del inmueble. La gente que seguía extrayendo enceres desde dentro del lugar, se espantó por el ruido de los disparos, pero poco tiempo después volvieron al saqueo pasando incluso junto al cadáver del sujeto que siguió tendido cerca de la puerta del supermercado por algo más de dos horas.

Cómo se analiza eso, puede más el impulso por apropiarse de algo que la sensibilidad ante un asesinato. No me encontraba en el lugar, así como no estaba en el sitio donde desmembraron a las vacas, pero me preguntaré toda la vida, qué clase de abandono de toda actitud civilizada opera en las personas que actúan en las situaciones que acá son descritas. O más bien, será que eso es la humanidad en su más pura y natural versión.

Será esta una construcción societaria de los últimos 15, tal vez 25 años, la cual ha sido alimentada por el régimen quienes se aprovechan de este tipo de situaciones totalmente anómicas para obtener provecho político…

Confieso que cada una de las alternativas que enumeré me parecen desoladoras, angustiantes y fatales.

Illich Sánchez

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