miércoles, 28 de octubre de 2009

lA ESCUELA AL QUIRÓFANO


La insoslayable voz de la Ambulancia se incorporó de súbito al bullicio de la Sala de Emergencias del Hospital Central de la Modernidad(1), un Hospital colmado de problemas y disfunciones de esos que acostumbramos tener en Venezuela en los últimos tiempos. El estridente canto color rojo del vehículo suponía la llegada de un paciente en alto estado de gravedad. En efecto, el paciente que arribaba se encontraba en muy críticas condiciones(2), no había respondido a los primeros auxilios durante el trayecto y presentaba pérdida casi total de la razón(3).
Pese a la premura con que se había realizado el traslado del enfermo, éste no pudo ser atendido inmediatamente a su llegada; las causas de esto no eran extrañas, el centro asistencial carecía de camillas suficientes, por lo tanto las enfermeras dispusieron colocarlo en una silla mientras el "Pedagodoctor" de guardia decidía que hacer con él. El problema era que dicho galeno se encontraba en el cafetín del hospital tomando un refrigerio desde hacía dos horas, por lo tanto decidieron llamarlo por el alta voz.
Media hora después y luego de quince llamadas se presentó el "Pedagodoctor", con su bata clínica muy blanca, impecable y su estetoscopio al cuello, algo malhumorado y somnoliento pues eran ya las doce y treinta minutos de la noche. Éste fue informado inmediatamente de la situación reinante en Emergencias, donde había no menos de cinco casos por atender, por la gravedad del reporte decidió abocarse en primera instancia, ¡por fin! al hombre que tumbado en la silla se aferraba a la manguerilla de una botella de suero para no perder su consciencia. El médico procedió a examinar y a los pocos minutos ordenó enérgico:
Desocupen cualquier camilla, este ser, está muy, pero muy mal!
Hay que tomar radiografías, lo antes posible
Hacer una hematología completa, realizar la prueba de H.I.V. y un electrocardiograma. Inmediatamente!
Las enfermeras procedieron a realizar todos los análisis, por lo tanto llevaron al paciente que ya para el momento yacía inconsciente, hasta el precario laboratorio y a la averiada sala de radiología.
Eran aproximadamente las cinco de la madrugada cuando ya con el resultado de los análisis y las radiografías en mano, el "Pedagodoctor" comenzaba a esgrimir su diagnóstico.
Este paciente – dijo a una enfermera- debe haber recibido fuertes contusiones en su lógica, por ende ha perdido la razón. El pulso de sus latidos conceptuales disminuye aceleradamente, evidencia deserción constante de fluidos de recursos humanos(4), ha perdido sus reflejos sociales y su respiración cognitiva sufre ahogos frecuentes, por otra parte las heridas punzo penetrantes que presenta le producen repetidas hemorragias curriculares, es un caso terrible, remita a todos los especialistas hasta aquí de inmediato, debemos abocarnos a este caso, también busque un psiquiatra, por favor!
Al despuntar el alba y mientras el paciente continuaba sumido en la oscuridad de su agonía, la urgencia de la situación obligó a varios "Pedagogalenos" a reunirse en torno al enfermo con un primer motivo, el de deliberar en función de las acciones a seguir en este caso; sin embargo, la reunión tomó matices gremiales, los hombres de blanco charlaban sobre el próximo paro, el alto costo de la vida, el juego de anoche, las glándulas mamarias de la asistente del director, entre otras consideraciones de igual jerarquía.
Hizo falta que, como clamando por su vida, el paciente presentara un paro cardíaco que duró unos segundos, lo suficiente para que el electro al que se encontraba conectado señalara su presencia; enseguida uno de los galenos se pronunció:
Colegas –dijo- en vista del cuadro que este paciente presenta, éste parece ser un caso perdido, cualquier intento por salvarlo pudiera llevar claramente al fracaso, sin embargo la ética(5) que nos habita nos obliga a tratar de rescatarlo, no importando qué cerca esté de sucumbir.
Los facultativos hartos conocedores de la pedagomedicina moderna continuaron sus deliberaciones en torno al agonizante cuerpo, en medio de propuestas sindicales, datos de lotería y una que otra mirada a los aparatos que median la decadencia de las funciones vitales del paciente.
Al cabo de unas horas y debido a que proseguían los paros cardíacos y respiratorios otro de los galenos que bostezaba a un lado de la cama clínica, exhaló el siguiente planteamiento:
Colegas, ¿será posible que por falta de herramientas no podamos salvar a este moribundo?; ven ustedes por qué debemos privatizar este centro asistencial, de haberlo hecho antes, ya podríamos haber practicado un trasplante de médula, una transfusión o cualquier otra cosa que pudiera curar al susodicho.
Inmediatamente y de manera tímida, un joven que se encuentra en la sala, propone:
¿Que tal doctores, si aplicamos fuertes dosis de constructivismo(6) de un millón de miligramos?, esta suspensión paradigmática podría revitalizar sus sentidos.
¿Cómo se le ocurre tan siquiera hablar? – le replican – usted está en su "Fase de Observación", es sólo un "pasante" así que sólo vea, anote y si quiere ser útil vaya a buscarnos un café. Es más, no sabe usted que el banco de paradigmas está agotado, es decir carecemos de soluciones para la crisis de este paciente; la última inyección de positivismo(7) provocó más reacciones desfavorables en el organismo de nuestra víctima, perdón quise decir enfermo. La solución no puede ser otra: ¡hay que operar!
¡Operar!!! Gritaron todos al unísono.
Obviamente colegas. Enfermera prepare el quirófano, hay que salvar a una institución en crisis.
Displicente la enfermera se retira a ejecutar las ordenes que se le asignaron, entre tanto los "Pedagodoctores" prosiguen sus conversaciones en la trivialidad de su rutina.
Al cabo de minutos regresa la enfermera con noticias:
Doctores debo informarles que el quirófano no cuenta con ciertos elementos que son esenciales para realizar cualquier tipo de intervención; éste carece de Universales, las Utopías, las Veracidades y las Leyes Científicas han vencido, la racionalidad Kantiana(8) que había sido la base epistémica que hizo funcionar a este hospital, hoy no puebla los pasillos del mismo y mucho menos entra al quirófano.
A pesar del mal estado de la sala de operaciones, los "Pedagodoctores" prosiguieron en su idea. Ante la coyuntura, se deja oír dentro del pequeño cuarto donde se encuentran la voz de un optimista que plantea:
No decaigamos, afortunadamente contamos con la técnica(9) pues el bisturí de nuestro conocimiento científico no ha perdido, a pesar de los fracasos y los triunfos, su brillante filo, es más, me enteré hace poco que el casi muerto éste tiene un grupo de amistades que lo reclaman vivo, son importantes personeros de la civilización; allá afuera están, el Estado, la Política, la Historia y el Progreso, aunque no se si vinieron por consulta o por conocer el estado del paciente, quizá vinieron a ambas cosas. Mejor será que procedamos pronto.
Casi sin dejarlo terminar otro "Pedagodoctor" le interrumpe abruptamente para refutar:
Entienda colega, que nuestro escalpelo quirúrgico ya casi parece un cuchillo de mesa, pues sufre mellas que apenas si podrán cortar la epidermis, pues la fragmentación de las ciencias que hiciera el doctor Descartes(10) hace tantos siglos, nos impide abordar de una forma holística el caso ante nuestras inútiles manos, estoy seguro que de estar consciente nos pediría practicar la Eutanasia, quizás sea mejor dejarlo en manos del pueblo a quien se lo hemos negado y quien hoy lo siente ajeno(11), forzado por las imposiciones civilizatorias, a cumplir las utopías modernos en un contexto donde se ha malogrado al punto de estar a las puertas del sepulcro.
Ante la polémica re-emerge el planteamiento axiológico con fuerza tal que inunda la discusión de inmediato haciendo callar a los deliberantes, tal es la fuerza del discurso que incluso pareció ser escuchado por el ser horizontal que respira conectado a los arcaicos aparatos.
No hay razón para que muera!, es un problema de roles, que no ha sido resuelto del todo, por lo tanto compañeros, debemos teorizar en función de llegar a una síntesis, un acuerdo, prescribir por fin un quehacer necesario para salvar a esa masa corpórea agujereada y tiesa. Bien sabemos, que sin este paciente no nos justificamos, que lo perdamos implicaría la derrota de un conjunto de razones que nos dan espacio para ser/estar, además está la paga, nos jugamos el sueldo, sin darnos cuenta estamos perdiendo nuestro status, ¡colegas! Así pues, que no nos tiemble el pulso vamos a los libros, a la Internet o a la Constituyente si es preciso, pero hay que operar!
"Adelante a luchar milicianos"!!!
Apuntó tajantemente el "Pedagodoctor" con una ética muy propia de la época presente.
Nuevamente le interrumpe la enfermera...
Doctor, el servicio de agua está restringido desde ayer.
Bueno enfermera – responde el galeno- resuelva esa situación pronto, cargue algunos tobos con el vital líquido y llévelos...
Lo siento mucho pero el sindicato nos dice que ninguna enfermera puede ser obligada a cargar tobos con agua.
Entonces colegas –gritó el "Pedagodoctor" desesperado – no nos queda otra llenemos nosotros los "peroles" y vamos al quirófano!.

Operando.

Ya en el pabellón de operaciones, luego de todos los trámites burocráticos posibles, el tan atribulado paciente que había entrado en estado de vida vegetal "por suerte", estaba a punto de ser objeto de las disecciones y suturas de los "Pedagodoctores", éstos entre preocupados y escépticos se organizaban en equipos de trabajo pues las enfermeras no habían dejado pasar la oportunidad que les brindó la orden de cargar agua del doctor, y fueron de ipsofacto a un paro indefinido, los grupos divididos quedaron así:

El pasante debía pasar los utensilios, cargar el agua, lavar las pinzas, leer los instrumentos, secar el sudor de las frentes de los practicantes, escribir el informe, entre otras nimiedades que servirían para su aprendizaje.
Los "Pedagodoctores" debían operar.
Inmediatamente comenzó la labor de salvar a aquel paciente inerte, las órdenes recaían de todas partes sobre las dos únicas manos del pasante:
Bisturí!
Pinzas!
Separador!
Inyecte constructivismo de un millón de miligramos.
Martillo
Gaceta Hípica
Para qué la Gaceta? – Intentó aducir el pasante –
Cállese y désela al radiólogo, rápido!
A lo que el pasante obedeció, a medida que avanzaba el trabajo afloraron nuevos traumas, los cortes han tocado los tejidos internos de la víctima/paciente, las dosis de constructivismo y neocurriculares son suministradas por vía intravenosa, el radiólogo apunta un posible ganador en la Gaceta, hay mucho sudor en las frentes de los "Pedagodoctores" y ahora es cuando el pasante tiene trabajo.
Mientras esto ocurre en el quirófano, en un televisor que se encuentra en el concurrido cafetín del Hospital Central de la Modernidad, los familiares y amigos del paciente observan un servicio público.
"Para un paciente recluído en el Hospital Central de la Modernidad (H.C.M.) se solicita urgentemente algo que lo cure! Los interesados por favor llamar al 800-Help, gracias.
La tensión en el quirófano aumentaba con el transcurrir del tiempo, no hay manera de detener las hemorragias conceptuales que a nivel interno colapsan el sistema orgánico/espistémico del paciente, las suturas se muestran inútiles, el inminente fracaso de la intervención obliga a uno de los expertos a sugerir lo siguiente:
Si es inevitable que perdamos al paciente, cuando menos debemos preservar su descendencia, hay que extraer el líquido seminal y congelarlo mientras podamos; mientras él se niega a fenecer, tal vez algún día podremos preñar a alguien con su esencia, de esta manera aliviaríamos en parte la necesidad de mantenerlo vivo, ante una muerte segura apostemos a salvar lo que convenga.
Escúcheme bien colega – le responde enérgico otro de los "Pedagodoctores" – déjese de utopías absurdas, que poco atento ha estado usted a los acontecimientos, su propuesta no es para nada viable pues por si no lo sabía, le informo que el paciente ha sido castrado.
De eso no se me había informado nada!
Es que temíamos que en un instante de lucidez él se enterara, que entre sus tantos males también se encuentra la pérdida de los testículos, por otra parte, recuerde que el sexo es algo muy delicado y no se le comenta una noticia de este tipo a todo el mundo, así es que aunque ciego y sordo, aunque tengamos que amputar los brazos y lo dejemos cojo debemos salvar su vida.
Finalmente y a pesar de que la operación duró más que la aprobación del referéndum constituyente por parte del congreso, tal y como las últimas predicciones del "Pedagodoctor" lo dijeran el paciente fue salvado, gracias a todos los remiendos y refacciones, parches metodológicos y gerenciales que a todo lo largo y ancho de su anatomía se hicieron, y luego de algunas semanas en terapia intensiva. Sin embargo, es destacable la precisión en la sentencia del galeno, pues además de vivo nuestro antihéroe también quedó ciego, sordo, mudo, mocho, cojo y algo trastocado de la mente, pero afortunadamente y gracias a la "Pedagomedicina" ¡vivo!.

Post-Operatorio.
Ha pasado algo de tiempo luego del drama vivido por aquel paciente, tal vez ahora pensemos que la operación que se le hiciera fue no más que un rotundo fracaso, empero es necesario afirmar que además de haber salvado la vida del paciente, obra loable casi atribuible a un hecho milagroso, este triunfo de la ciencia sirvió para contentar a quienes notablemente se preocuparon por aquel moribundo y para justificar el salario de los padagomédicos, también fue favorable el estado en que ahora permanece este ser, favorable a quienes se contentan con que viva sumido en la ceguera para que no pueda nunca reconocer a quienes lo manejan y lo dejaron de esa forma, preso de un mundo sin sonidos en el cual no escuchó la cuenta que le cobraron luego de darle de alta, con ambos brazos amputados, incapaz de protestar y golpear si quiera el suelo luego de haberse esfumado el efecto de la anestesia; por haber quedado cojo no pudo escapar a su destino, el de ser un individuo casi inerte que debido a los trastornos en su mente poco le importó el hecho de haber quedado castrado.
Ahora es un sujeto improductivo, generador de pérdidas, una institución fantasmal, hoy ciertas terapias intentan lograr su recuperación, prótesis de ideas tratan de encontrar soluciones que no pudieron ser halladas en el quirófano para el "zombi" que hoy es la Escuela.


Puede soñar un pez
el reto hoy parece ser
advertir musas
en la nocturnidad de un parpadeo…


Illich Sánchez.

Citas.
La idea de Modernidad que se plantea en este ensayo está fundamentada en el texto de Alejandro Moreno Olmedo: El Aro y la Trama (1995).
"La modernidad ha comenzado con el origen de la burguesía. Si en el sigloXVI los discursos revelan ya con claridad la episteme burguesa, ésta existe desde mucho antes y podría llamarse con propiedad moderna desde sus inicios". (p.142)
2 "El paciente en condiciones críticas", esta idea refiere a la crisis que hoy vivencia la educación venezolana, fundametándola en el trabajo de Silvina Guirtz y Mariano Naradowski, (1998). Titulado "Acerca del fin de la Escuela Moderna".
"Al hacer referencia del "fin de la escuela moderna" no se aludirá, en este artículo a procesos de desescolarización en el sentido usual dado por los trabajos de Ivan Illich de la década del 70... La hipótesis que estamos desarrollando plantea nuevas formas de organización escolar que operarían un dislocamiento respecto a la moderna tradición escolar" (p.40).
3 La cita al concepto de razón es tomada de René Descartes en el libro "El Discurso del Método" (1998).
"En lo cual no es verosímil que todos ellos se equivoquen, antes bien en eso testifica que la potencia de bien juzgar y de distinguir lo verdadero de lo falso, que es el que propiamente se llama buen sentido o razón; es por naturaleza igual para todos los hombres" (p.59).
4 Aún cuándo el presente ensayo prefiere abordar la problemática paradigmática y las disfunciones epistemológicas del proceso educativo, es insoslayable el hecho del abandono de las aulas como uno de los síntomas de la crisis del proceso escolar moderno.
5 El Planteamiento alusivo a la Ética acude en procura de fundamentación al trabajo de Balaguera (1998) nombrado "Las Averías del Sujeto Escolar
"súbitamente, los férreos lugares de la moral y la ética decimonónica ha tendido a pulverizarse en todos los planos que fundan a lo escolar tradicionalmente instituido" (p.27).
6 Las tesis constructivistas de Vigotsky se encuentran actualmente en boga en el plano pedagógico, pero el desarrollo de la crisis de paradigmas han convertido al constructivismo en otro recurso didáctico, un paliativo en medio del derrumbe del sistema escolar.
7 Igualmente el paradigma positivista muestra un camino, fundado en los fines de la educación moderna, que precisan la formación de un sujeto caracterizado por el manejo del conocimiento, el virtuosismo ético y amplias destrezas corporales.
8 El trabajo de Magaldy Tellez, (1998) refiere, a propósito de Kant, que:
"La certeza inquebrantable del progresivo logro de la emancipación implicó la de la educación como medio insustituible para garantizar la formación de la conciencia liberada de los individuos que por ella devenían sujetos racionales y morales" (p.121).
9 El uso de la técnica en momentos del fin de la modernidad, intenta dar nuevos matices a la didáctica.
10 Ver el dilatado trabajo sobre la fragmentación del estudio científico en el "Discurso del Método" de Rene Decartes.
11 Con relación a la perspectiva que, presuntamente, "el pueblo" tiene del proceso educativo, este ensayo comparte la reflexión de Colmenares (1997).
"Resalta en primer lugar el cambio de sentido que se le da a la educación, tanto el docente como el alumnado formado en la matriz cognoscitiva popular reacomodan los contenidos y normas de la educación oficial a lo que sería su propia matriz cognoscitiva".
Referencias.
Balaguera, E. (1998). Las averías del sujeto escolar. Lumen XXI, 1(1), 17-31.
Barros, N. (1996). Crisis de la legitimación del saber y transformación de la Universidad, en Dossier 5. Seminario de Investigación Transdisciplinar, Dpto. de Ciencias Sociales. UPEL. Maracay.
Colmenares, I. (1997). Élite y problema educativo. Heterotropía, 1. Valencia (Venezuela).
Descartes, R. (1998). El discurso del método. Caracas: Edición y Traducción J.C. García B.
Guirtz, S. y Naradowski, M. (1998). Acerca del fin de la Escuela Moderna. Relea, 5, 39-57.
Moreno, A. (1995). El aro y la trama. Valencia: Ediciones del CIP.
Tellez, M. (1998). Desde la alteridad. Relea, 5, 119-145.
El Autor
Illich Sánchez
Estudiante del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Maracay
Ganador del Premio a la mejor Ponencia Estudiantil UPEL Maracay en la IV Jornada de Investigación Junior, Abril,de 1999

1 comentario:

  1. Muy bueno! Tal vez faltan algunos elementos literarios que le atribuyan estilística al texto, pero entiendo que no sea esa la intención. Gracias por el aporte!

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