miércoles, 28 de octubre de 2009

Sobre el Hedonismo en Epícuro y el Narcisismo Postmoderno


Sobre el Hedonismo en Epicuro y el Narcisismo Postmoderno.[1]

Prof. Illich Sánchez.[2]

A manera de entrada.

El siguiente trabajo intenta columpiarse en el análisis explicativo entre dos conceptos propios de la filosofía, el Hedonismo en su versión epicúrea y el Narcisismo postmoderno, para cuya argumentación me apoyaré en el diagnóstico emprendido por Gilles Lipovetsky sobre la sociedad de los tiempos en curso, en su texto La Era del Vacío[3]. Al mismo tiempo, este ensayo se enmarca en el contexto de una metáfora urbana que procura dar mínima cuenta de la cotidianidad una parte de la población de nuestros jóvenes universitarios, en cuanto a sus prácticas de vida y relaciones en su entorno social.
Con este emprendimiento espero no solamente rozar la especulación filosófica, sino también construir un esfuerzo de corte transdisciplinar, ya que en él se explora el ámbito de las relaciones sociales de parte de la población de nuestras urbes, todo envuelto por una narrativa ligera que busca conectar al lector con fenómenos socioculturales que pueden, y de hecho, están ocurriendo en nuestra actualidad, como lo son, a) el desinterés de los jóvenes por el mundo intelectual, b) los cambios sociales mediados por los fenómenos tele-informáticos, c) La indiferencia colectiva hacia aspectos de la vida política tales como la ideología y d) el surgimiento de una aparentemente excesiva experimentación en terrenos de la cosmética corporal como la cirugía estética, el tatoo, la inanición voluntaria, entre otros elementos que se asoman de radical importancia a fin de ser discutidos en los espacios académicos en nuestros días.

Caracas, cualquier día del 2013.

María Daniela tiene 21 años, es caraqueña pero bien podría ser de Bogotá, Miami, Barcelona España o de cualquier ciudad del mundo occidental. Estudia 6to semestre de comunicación social en una universidad privada. Acostumbra salir de casa en una Merú de la Toyota que su padre le obsequió cuando comenzó sus estudios superiores, entra a clase luego de pasar por el cafetín para ver y ser vista. Luego de clases, se va al gimnasio sin haber almorzado, en el gym conversa durante las dos horas que ha contratado mientras se ejercita, hasta quedar exhausta.
A las 7:30pm llega a su apartamento, pasa directo a su habitación, un diminuto Yorkshire Terrier le salta sobre las rodillas y va con ella remolineando alrededor de sus pies hasta llegar al cuarto. Se quita la ropa y un pierscing con forma de estrella tintinea en su ombligo, va a darse un baño, luego de secarse rocía sobre toda su piel grandes cantidades de Splash Victoria’s Secret, edición especial de coco y vainilla, se viste con short y cotica y se sienta frente al computador a checkear el Facebook y a buscar un trabajo con el título del tema que le han asignado en una materia cuyo nombre es Periodismo II, lo ubica, lo copia en una carpeta y sigue con el Facebook hasta las 9:30 cuando comienza un nuevo ritual de vestimenta.
Ahora se deja entrar en sus jeans Diesel, se cuelga una blusa Channel sobre sus senos 38- B, vuelve a perfumar su cuerpo, ahora con Ralph Lauren, toma su I-Phone y sale a esperar la llamada de su novio Luis Mario para bajar e ir a la disco.

Del otro lado de la urbe Yeni Yurubí también espera a su novio, ella tiene una vida similar (dentro lo que cabe) a María Daniela, también usa un I-Phone, splash, le gusta el Facebook y tiene las “tetas” operadas, lleva una anagrama chino o japonés tatuado en el tobillo, asiste al gym y estudia en un tecnológico. El novio de Yeni se llama Yeferson Andrés y llega por ella en una moto de alta cilindrada, le gustan los piques nocturnos, la moda reggaeton, por lo que usa unos Reebook Daddy Yankee, un reloj Tecno-Marine y un Bling Bling.

María Daniela y Yeni Yurubí no se conocen, apenas se habrán cruzado o visto sin mirarse alguna vez, en el centro comercial donde la primera suele ir de compras y la segunda, además de trabajar durante el día, también hace shopping.

A pesar de no conocerse, de vivir equidistantes, pues María Daniela vive en el este y Yeni Yurubí en el oeste de la ciudad, de que la madre de Yeni trabaja como secretaria en una escuela pública y el padre de Maridani, (como la llaman sus amigas) es un ejecutivo de la estatal petrolera, ambas viven vidas con características relativamente similares.

Las dos bailan en la disco música tecno y reggaeton, toman Smirnoff y fuman Marlboro Light, ambas son fanáticas de los perfumes y las pantaletas de Victoria’s Secret, pues resaltan su esbeltez torneada por el pilates, tienen sendas operaciones mamoplásticas, habitan en una urbe peligrosa donde, por igual, son potenciales víctimas de carteristas, secuestradores express y balas perdidas, son cautivas del Internet y del cell phone, ninguna de las dos le presta atención a sus clases, pero adoran sus respectivos institutos y su ambiente cool. Tanto una como la otra viven vidas bastante despreocupadas, no piensan en política y reparan poco en el matrimonio o en el futuro.

Dentro de una ciudad altamente vertiginosa y angustiante, ambas chicas suelen ser indiferentes ante muchas de las situaciones que enmarcan su día a día, tal vez por indiferentes, tal vez porque ambas viven el hedonismo propio de estos tiempos, mas ninguna de las dos lo sabe, simplemente, sus vidas acaecen en la iridiscencia y estridencia de la noches de rumba caraqueña.

¿Hedonista o Narcisista?

Lo que cambia es la imagen de la libertad, dando paso a nuevos valores que apuntan al libre despliegue de la personalidad íntima, la legitimación del placer, el reconocimiento de las peticiones singulares, la modelación de las instituciones en base a las aspiraciones del individuo… (pp.7)
Gilles Lipovetsky.
La Era Del Vació.

La sobrepoblación, la inseguridad, la falta de tiempo para el disfrute de los espacios públicos, incluso la carencia de los propios espacios públicos, son signos que identifican a los centros urbanos más poblados de buena parte del planeta, en el llamado mundo occidental más propiamente. Situaciones de angustia y de “vértigo” marcan el modo de vida de millones de personas en las mayores ciudades del orbe. Las consecuencias, suelen ser muy variadas, por nombrar algunas, enfermedades asociadas al stress, modificación de las relaciones sociales generadas por el ensimismamiento de las personas, el auto encierro tras las rejas y otros sistemas de seguridad domésticos, la desconfianza instantánea entre unas personas y otras, lo que obliga a la gente circunscribir su ámbito relacional al mínimo posible.

Estos fenómenos van incrementando el autoconfinamiento de los seres urbanos, como medida de seguridad, de supervivencia contra el clima de hostilidad que se vive en las metrópolis, lo que subsecuentemente alimenta la indiferencia por lo colectivo, y afianza el individualismo que además está bien presente en la epsiteme moderna[4]. Dentro de esta atmósfera, se ha potenciado en las últimas décadas (últimas tres tal vez) el surgimiento de una cultura con visos de hedonismo, o como la nombra Lipovetsky, “La era del narcisismo postmoderno” :


Después de la agitación política y cultural
de los años sesenta, que podría verse como
una inversión masiva de los asuntos públicos,
sobreviene un abandono generalizado que de
una manera ostensible se extiende por lo
social, cuyo corolario es el reflujo de los
intereses en preocupaciones puramente
personales, independientemente de la crisis
económica. La despolitización y la
desindicalización adquieren proporciones
jamás alcanzadas, la esperanza revolucionaria
y la protesta estudiantil han desaparecido, se
agota la contra- cultura, raras son las causas
capaces de galvanizar a largo término las
energías. pp. 50

Ante todo este panorama, se ve surgir lo que podríamos llamar la re-situación de los enclaves fundamentales de la cultura, que no es otra cosa que, la manera en que los individuos hoy en día viven lo institucional, lo familiar, lo ideológico y lo político, en la cual, se pueden notar cambios en relación a lo que culturalmente se instaló como los GRANDES HITOS o el DEBER SER DE la sociedad, ( La familia, el ejercicio de la ciudadanía, el ascenso social, etc.), y que no pocos hoy viven fugados de las lógicas tradicionales, incluso de forma inconsciente. Pero inaugurando nuevos modos de relacionarse que no abandonan del todo los conceptos, más sí, los reorganizan y adaptan a las exigencias de sus realidades concretas.

Esta mudanza hacia la epidermis de los valores substanciales de la cultura, la podemos describir como un proceso en el cual la gente va dejando de prestar atención a dichos valores con el nivel de importancia prescrito en el discurso enunciativo (en el deber) para hacer un uso de éstos de modo pragmático o relativisado y ajustado a lo que dicten las situaciones concretas del acontecer cotidiano.
Lo que podríamos llamar, lo esencial, lo medular de la vida social sufre una traslado y se instala en la superficie, en la capa exterior de las prioridades de los individuos, que van haciendo uso práctico de los elementos de la cultura que conforman su proceso de sociabilidad. Como ejemplo se puede apuntar lo sencillo que resulta en los tiempos corrientes pertenecer a un partido político sin entender mucho o nada, y ni siquiera estar informado, de su trama ideológica, que vendría a ser todo ese compendio de ideas que lo ubican y lo conforman como organización de masas. Buena parte de la gente, (muchísimos en realidad) ingresa a un partido político sólo por la desnuda razón de conseguir, sino poder, un mínimo de recursos para su sustento. No es que desde tiempos remotos éste no haya sido el ley-motiv de la política, sin embargo, está claro que jamás como ahora y en ningún otro sitio como en Latinoamérica, la ideología ha dejado de ser una coraza de ideas que núclean a la gente y las direccionan y se ha convertido, por desgaste o por inutilidad, en una débil película de sueños utópicos, un espejismo.[5]

Esta situación de descentramiento de lo cultural, se evidencia tangiblemente también en la desconfianza generalizada en las instituciones públicas o privadas, las analogías automáticas como maestro ergo conocimiento, policía igual a defensor de la ley, mandatario es lo mismo que estadista, hoy se ven borrosas o distorsionadas, por fuerza de la ineficiencia burocrática que se vivencia en todas las escalas de lo institucional. Lo que es menester de este ensayo, entonces, no es denunciar estas características de la vida pública en lugares como Venezuela. Más bien, es explorar cómo tales circunstancias se conjugan para crear el nivel de indiferencia social existente y el ritmo de excitación de grandes las masas por aspectos de la vida otrora considerados banales y que hoy nos deben llamar a reflexión a quienes hacemos vida académica.

Casi seguramente María Daniela, Yeni Yurubí y tal vez algunos de quienes estén leyendo este artículo, conozcan muy poco sobre el Hedonismo, visto en primer término, como una forma de vivir en el mundo de la Grecia Antigua, rindiendo culto a los placeres del cuerpo y el alma, propiciando así un acercamiento a la felicidad a través de los sentidos y en segundo término, como una doctrina filosófica, la que fue impulsada por Epicuro y su escuela del Jardín[6] y combatida por pensadores posteriores influidos por las ideas de Sócrates, Platón y Aristóteles y por los posteriores estoicos. Aun cuando lo común en los tiempos que vivimos sea el culto a los placeres del cuerpo, el cual es el mensaje que circula con mayor recurrencia por las vías de comunicación más populares (Internet, cine, telefonía móvil, Tv., radio, publicidad).

Con alguna precisión podríamos afirmar que quienes ahora mismo asisten a su última consulta preoperatoria, antes de someterse a una reconstrucción estética, no pensaran tampoco que viven en una cultura narcisista típica de lo que algunos autores denominan “la decadencia de la cultura occidental”, que no es otra cosa que la evidencia de síntomas de un malestar de la cultura, de la entrada en crisis de sus instituciones y los discursos referenciales que las sustentan, tales como el la Ética, la Política, la propia Ontología de la cultura, sin que este cuadro sintomático haga mucho ruido a las personas comunes y corrientes que viven sus vidas sin mayor preocupación por tales asuntos.


Narcisismo post moderno vs. Hedonismo clásico
María Daniela, Yeni Yurubí y Epicuro de Samos.

¿Podemos buscar en el concepto de Hedonismo alguno de los elementos que se reflejan en el comportamiento de los habitantes de nuestras urbes?
¿Qué podrían tener que ver un heleno orgulloso de su ciudad estado, practicante de su democracia, cultor de las artes, los deportes, adorador de los dioses, amante del vino, el aceite de oliva y la retórica, con un par de jóvenes caraqueñas indiferentes ante cosas como la política, la filosofía y el derecho, centradas en el shopping, el tecno y la bailoterapia?... “el narcisismo resulta del cruce de la lógica social individualista, hedonista impulsada por el universo de los objetos y los signos…”Lipovetsky, pp.53.
Comencemos por conocer un poco de Epicuro y su doctrina, a fin de precisar si existen puntos nodales o esquinas en las que nuestros personajes puedan al menos cruzarse.
Epicuro[7] nace en la ciudad de Samos y vive entre los años 341 y 270 a.C. Como particularidad de su personalidad se puede decir que no se postulaba como maestro o rector, sino como amigo de sus discípulos, de hecho a su escuela filosófica se le suele llamar la “amistad epicúrea”, así mismo otro elemento denotativo de su carácter es que permitía la participación de mujeres en su cofradía, a diferencia de lo usual en Grecia, donde solo hombres asistían a estos espacios como por ejemplo la Academia y el Liceo, los centros de enseñanza de Platón y Aristóteles respectivamente. Esta característica puede asociarse a la oposición que el de Samos hacía de las ideas de los estoicos, platónicos y peripatéticos. Como plantea Ferrater Mora:
“… Epicuro, a diferencia de los filósofos de otras escuelas, recomienda no ocuparse de innumerables asuntos de la vida pública como la política, pues según él ésta generaba al hombre más sinsabores que placeres, a demás defendía la incorporación de las mujeres al estudio filosófico…”pp.417

En este punto comenzamos a ver algún aspecto similar existente entre la vida pública de los griegos antiguos, sobre cuya contemplación Epicuro confecciona su doctrina, y lo que podríamos nombrar con Lipovetsky, Lyotard y otros autores contemporáneos, como el Hedonismo Postmoderno, este aspecto es, la indiferencia pretendida o “inocente” hacia la política. Más adelante, el mismo Ferrater nos comenta:
“… La felicidad se consigue por consiguiente cuando se conquista la autarquía[8] y a través de ella, la ataraxia[9], no para insensibilizarse por completo sino para alcanzar el estado de ausencia del temor, de dolor, de pena y de preocupación…El sabio debe suprimir todos los obstáculos que se oponen a la felicidad y cultivar todo aquello (por ejemplo, la amistad) que contribuya a aumentarla. Así pues, no se trata de un estado de completa ausencia de afecciones, sino de un estado de posesión de éstas conducente a la vida dichosa…”pp.417.

De lo que se trata, en términos de Epicuro, es de eliminar el miedo a sufrir castigo por haber gozado del placer o los placeres del cuerpo y el alma, de no pretender la perfección de los dioses pues el hombre debe estar conciente de que éstos (los dioses) son perfectos y él (el hombre) no lo es, no lo puede ser en tanto hombre, en tanto mortal y no divino.
Así mismo, podríamos decir que la despreocupación por el futuro de las nóveles generaciones es bien epicúrea, ya que dicho sabio proponía no pensar en el devenir, en la política como se ha dicho, ni en la riqueza.
No obstante, cuando Epicuro se plantea el POR QUÉ del Hedonismo y habla del concepto de Ataraxia, cuya concepción indica un estado de desprendimiento de todas las afecciones por vía de la sabiduría y el goce del “placer reposado”, de la tranquilidad infinita, es donde comienzan a mostrarse claramente las diferencias entre uno y otro concepto, a saber Hedonismo y Narcisismo Posmoderno.
Frente a este particular, sí tendríamos algún atolladero cuando nos ubicamos en la vida de nuestras princesas urbanas, ya que ni María Daniela ni Yeni Yurubí se estarán figurando nada parecido a la Ataraxia, ya que cuando van al spa es sólo para quitarse las ojeras que les dejó la rumba de la noche anterior, así como la rigidez propia de los trasnochos discotequeros acumulada entre los hombros. Cuando se practican un tratamiento exfoliante, ninguna de ellas estará pensando en que la contemplación y la sabiduría les otorguen la serenidad ante el dolor y la imperturbabilidad de sus emociones.
El hedonismo visto como práctica cultural, siempre estuvo presente en el modo de vida de los ciudadanos de la Hélade, de hecho, cabe recordar que el pensamiento filosófico, es entendido en el mundo griego como una forma de arte, como un agasajo al alma, así como los cuidados del cuerpo, como las artes plásticas y escénicas. En tal sentido, Epicuro lo que intenta es dar una argumentación filosófica al modo de vida existente entre los aristócratas de la polis y que estaba en alguna medida negado o limitado por estoicos y platónicos, quienes planteaban que en la prudencia y la moderación, se obtenía las dotes de autocontrol que llevaban a la sabiduría. [10]
Para ilustrar de manera historiográfica sobre el modo de vida griego, el ejercicio de la ciudadanía y la influencia de Epicuro tomemos una cita de Albaladejo:
De un total de 40.000 ciudadanos que habían
en la polis durante la época de Pericles, bastaba
un quórum de 6.000 votantes para elegir en las
decisiones más importantes. Aún así, la opinión
pública fue muy estricta con cualquiera que se
mostrase indiferente a los asuntos del Estado
y habría que esperar hasta finales del siglo IV
para que una escuela filosófica, la de Epicuro,
aconsejase a sus seguidores que se ocupasen
exclusivamente de sus asuntos personales,
prestando interés filosófico a los aspectos
hedonísticos de la cotidianidad.” pp. 64


Por lo dicho en esta cita, se le puede dar el crédito al filósofo de Samos de haber intentado una filosofía de lo cotidiano, no una aspiración a un “ideal de perfección a través de la búsqueda de la emulación a los dioses” como diría Nietzsche denunciando a la filosofía del estagirita Aristóteles, para luego proponer al súper hombre, que es en sí, algo parecido a lo planteado por Epicuro en sentido de la despreocupación por los valores “menores” de la cultura[11] (el ejercicio de la política, las reuniones públicas, la acciones caritativas, entre otras).
Al respecto, Copelston argumenta citando al propio Epicuro:
“… Afirmamos que el placer es el comienzo y el final
de la vida venturosa; porque hemos reconocido este
bien como el primero de todos y connatural a nosotros,
y por referencia al mismo es como iniciamos toda
elección y toda repugnancia; y a esto venimos a parar
como si juzgáramos todo bien tomando la pasión por
modelo”… La cuestión está en qué es lo que entiende
Epicuro por placer cuando hace de él, el fin de la vida.
Se han de notar dos cosas: La primera, que Epicuro no
se refería a placeres momentáneos, a las sensaciones
pasajeras, sino al placer que dura a lo largo de la vida;
y segunda, que el placer consistía para él, más que
alguna satisfacción positiva, en la ausencia del dolor.
Tal placer se hallará preeminentemente en la serenidad
total del alma (ATARAXIA)” pp.403

Con lo antes expuesto, comenzamos a tener luces en relación a lo que Epicuro planteaba, a lo que se proponía y al tenor de su doctrina Hedonista, claramente también se pueden apreciar las diferencias entre el hedonismo epicúreo y el narcisismo postmoderno que hemos venido describiendo con la ayuda de Lipovetsky, en el caso de la primera, vemos una elaboración teórica que marca un camino hacia el bien supremo, en este caso particular, el bien supremo es un estado armónico donde se anulan las afecciones que dificultan el camino a la felicidad.
En relación a lo segundo (el narcisismo postmoderno), lo que existe es una “actitud” identificable principalmente por una indiferencia hacia algunos elementos propios de la cultura moderna, presentes en las discursividades legitimadas desde lo institucional , actitud mediada por fenómenos como lo son el alcance de los mass media, la moda y el culto a la juventud propios de los tiempos en curso. Donde el cultivar del cuerpo poco tiene que ver con hacer de éste un receptáculo del alma, como lo pensaban los griegos, sino más bien, hacer uso de éste al máximo de sus posibilidades para sentir todos los orgasmos posibles, en la embriaguez del fashion, de las lúdicas probables e improbables dentro de una ciudad atiborrada de violencias en todas sus formas y fases.
Dice Lipovetsky:
“… El narcisismo, por la atención puntillosa hacia el cuerpo, por su preocupación permanente de la funcionalidad óptima, desmonta las resistencias ante la presión de lo social.
Se trata de limpiar el terreno, de hacer el vacío por saturación, de reducir los nudos refractarios a las resistencias tradicionales y hace al cuerpo disponible para cualquier experimentación.
El cuerpo como la conciencia, se convierte en un espacio flotante, un espacio deslocalizado, en manos de la “movilidad” la infiltración de normas, de esta manera procede el narcisismo…” pp.63

Contrastemos lo antes expuesto con lo dicho por Copelston a propósito de la doctrina de Epicuro:
“EL hedonismo epicúreo no pretende inducir al
libertinaje y a los excesos, sino a que se lleve
una vida tranquila y sosegada, porque el
hombre es desgraciado ya sea por temor, ya
por los deseos vanos e ilimitados de su
ánimo… El sabio procura no multiplicar sus
necesidades pues esto es multiplicar las fuentes
de dolor…” pp. 404

Ambas citas nos muestran la separación que habita entre lo que plantea Epicuro en relación al hedonismo y el narcisismo contemporáneo que diagnostica Lipovetsky. Obviamente, si existen puntos de coincidencia, no obstante los hay, de igual forma y bien precisos, los hay de distinción entre ambos conceptos. Así pues, el placer epicúreo es como se ha dicho, un camino, tanto como lo es la filosofía griega en sí, mientras la actitud narcisista puede ser comparada con una deriva, propiamente, el vacío que viven quienes luego de la embriaguez y para evitar la resaca vuelven sobre sí mismos a hartarse de licor, de pastillas... una y otra vez.

“O sea, ¡explícame!”

Si les planteamos a María Daniela y a Yeni Yurubí algunas preguntas sobre el ensayo que en este instante se está escribiendo y que hace uso de sus nombres y costumbres para digerir los dos conceptos de la filosofía reiteradamente comparados en estas páginas, tal vez de muy buena gana ellas accedieran a contestar y de esta forma se harían parte íntima de este asunto. Con sus respuestas podríamos profundizar en el análisis sociofilosófico que se ha emprendido. ( y ¿por qué no?, sería un buen ejercicio de imaginación autointerrogarse sobre lo que atañe a cómo se ve uno mismo dentro de estas situaciones del diario acontecer, que no nos son ajenas por ser habitantes de espacios parecidos a los aquí descritos y perneados por situaciones como las que van siendo relatadas.)
Lo primero que encontramos en ambas chicas es una tranquilidad pasmosa como resulta de haber leído el texto, “¿lo habrán leído?”, pensemos que sí, que luego se les pidió que lo interpretaran y el mutismo dio paso a un encoger de hombros conjunto y sincronizado, acompañado de un “-O sea, ¡explícame!”. Después de unos segundos, una preguntó:
- “¿Pero qué quieres que te diga?”
Esta actitud la encontramos frecuentemente en nuestra experiencia docente, tanto en educación superior como en educación media. Los estudiantes presentan una enorme dificultad en hacer ejercicios interpretativos de materiales asignados para discutir en clase o de situaciones precisas del contenido académico, este detalle no debe verse como un signo aislado dentro del proceso educativo, tampoco como un problema de falta de tino en la escogencia de estrategias didácticas para la clase.
Las dificultades para lograr, incluso que muchos estudiantes canalicen sus energías hacia el despertar de una mínima curiosidad intelectual, tienen que ver directamente con todo el escenario de crisis de las instituciones, meta relatos, discursos y sentidos de la cultura moderna y que es el marco dentro del cual se maneja esta reflexión.
Anteriormente, habíamos dicho que tanto María Daniela como Yeni Yurubí cursaban estudios superiores, que ambas gustaban de asistir a sus respectivos institutos, entonces, ¿por qué esta apatía intelectual?, ¿estudian los jóvenes de nuestros días carreras enlatadas de fácil consumo, donde el esfuerzo intelectual es el mínimo requerido? De ser así, ¿estudian nuestros jóvenes? ¿Tiene algo, mucho o poco, que ver este panorama con lo que hemos nombrado como narcisismo postmoderno?
En su texto, la Condición Postmoderna, Lyotard plantea:
“En la sociedad y la cultura contemporánea,
sociedad post- industrial, cultura post-
moderna, la cuestión de la legitimación del
saber se plantea en otros términos, el gran
relato ha perdido su credibilidad, sea cual
sea el modo de unificación que se le haya
asignado: relato especulativo, relato de
emancipación.” pp. 73

Lyotard expone un rasgo fundamental del discurso posmodernista, que explica como se resituan, se jerarquizan, se viven incluso, los elementos culturales en cuanto a la manera como son vividos por las personas, en este caso concreto, nos referimos a la pérdida de credibilidad de las instituciones cuyo discursos enunciativos están soportados por un status de Verdad. Las instituciones educativas sufren esta pérdida de credibilidad, sin embargo también continúan siendo parte de la trama social.
Lo que es moneda corriente en nuestros centros de estudio, es el poco interés de los estudiantes por conocer, por hacer ciencia (cabe decir que muchos docentes también se pliegan a esta forma de asistir al proceso educativo), por consiguiente cuando María Daniela dedica más tiempo a chequear el Facebook que a investigar sobre el tema de su tarea, no está siendo sino una entre miles de estudiantes que hacen uso del “cortar y pegar” más descarado para resolver sus problemas académicos, -“total- diría ella- si el profesor jamás lee los ensayos y coloca la nota proporcionalmente al tamaño de las “Lolas” .
Asistimos a tiempos en los cuales la deslegitimación de la “Verdad” arrastra consigo, como en una avalancha, todo el andamiaje institucional que de ésta depende.
Los jóvenes no son culpables o inocentes son solo parte de una lógica de sentido instalada en gran parte de la estructura educativa de muchos países. Como parte de la cultura misma, estudiar hoy en día, en muchas de las casas de estudio superior, en buena parte del mundo, es un acto que va a ser, más una requisitoria de ascenso social preestablecida en un orden cultural que a la vez se va desestructurando, que como parte de un interés intelectual mínimo de quienes participan del proceso, a saber, estudiantes, profesores, planificadores, gestores políticos, etc.
El asunto es sencillo: Cópialo, imprímelo y vamos a rumbear!!!


… Y ¿qué pensaría Epicuro?

Por lo que se desprende de quienes han biografiado al sabio de Samos, como Diógenes Laercio, Epicuro era un tipo bastante tranquilo, sosegado y piadoso, pensaba que la sabiduría se trataba de saber usar el conocimiento en fin de producirse placer, en vez de vivir una vida dedicada a la búsqueda frenética de la verdad, por esta razón se puede proyectar a Epicuro como un antagonista de las escuelas peripatética y platónica.
Dice Ferrater Mora citando al propio filósofo hedonista:


“La Belleza y la Virtud, deben ser aceptadas
si producen tal serenidad y satisfacción,
deben ser eliminadas si no la producen…
El placer debe ser conseguido sin que haya
otra afección que compita con él, pues, en
tal caso, no sería placer, sino dolor y pena.”
pp. 418

Epicuro no se refería al placer sensual, al cuidado del cuerpo como fin teleológico del hedonismo, hablaba del fin o de la supresión del dolor, incluso planteaba, como se ha dicho en la cita, que si la belleza provoca afección, entonces no es lícito buscarla.
¿Qué pasaría si Epicuro en su año sabático transtemporal pudiera dar clases por un semestre en el tec donde estudia Yeni Yurubí o en la universidad de María Daniela?
Se encontraría con un sistema de estudios donde la sabiduría no importa, donde cursar una asignatura es un trámite burocrático más, una gestoría de créditos que culmina en la obtención de títulos universitarios, donde el pensamiento es un ejercicio de mínimo impacto, así como montarse en un Orbiteck.[12]
Más aún, ¿qué sentiría este filósofo si alguna de las chicas le cuenta sobre sus actividades diarias? 24 horas del día exprimidas al máximo, en el tráfico, el gym, el salón de belleza, el spa, el instituto, Burger King, el metro, el Sambil, la disco y la arepera. Sin tiempo para la meditación, sin espacio para reflexionar, sin lugar en donde conversar con los pares, sin silencio… Sin otra comunicación mas que la virtual, que obviamente Epicuro tardaría bastante en entender.

Tanto vértigo terminaría por marear al de Samos, por confundirlo, pondría en duda su máxima de que “la autoarquía conduce a la ataraxia”, pues si bien, estas personas parecen bastante independientes, no se acercan en sus prácticas de vida a un estado de serenidad máxima del alma, de hecho, no lo buscan.
Epicuro quizás desesperado saldría corriendo, volvería a su mundo mediterráneo, a la contemplación, a la aventura prodigiosa de buscar la paz del alma a través del placer de pensar y dejaría este mundo de ruidos infernales, de correrías frenéticas sin lugar de salida ni lugar de llegada, sin apegos, al menos en la forma que éste los ha conocido. El sabio pediría boleto de retorno por no entender esa separación que existe entre el hedonismo como ruta hacia la paz del alma y el narcisismo como condición de vida límbica y carente de sentidos, por lo menos, sentidos en términos de su forma entender el mundo.
Habla Nietzsche en La Gaga Ciencia:
“Si me siento orgulloso de captar el carácter de Epicuro
de modo diferente a como lo haría cualquier otro, y de
gozar de la felicidad vespertina de la antigüedad en
todo cuanto oigo o leo de él: veo sus ojos contemplando
al mar, por encima de los acantilados de la orilla en los
que se posa el sol, mientras que pequeños y grandes
animales retozan a su luz, tan seguros y serenos como
esa luz y esa mirada. Solo quien sufre constantemente
ha podido inventar semejante felicidad, la felicidad de
una mirada ante la cual se ha apaciguado el mar de la
existencia, y que nunca se cansa de contemplar esa
superficie, esa piel multicolor del océano, delicada y
estremecida: nunca hubo antes una voluptuosidad tan
modesta.” pp. 79


Estas inspiradas palabras de Nietzsche nos dejan ver a un Epicuro tranquilo como el mar de la tarde, contemplando un mundo igual de sosegado y apacible, obviamente distinto al del siglo XXI que parece ir montado en un auto tunning con bombona de nitrógeno, sound car y conducido por Vin Diessel. No obstante, este Epicuro que se nos muestra en Nietzsche: como un sabio modesto y voluptuoso, casi como un brahmán[13] heleno sumido en la contemplación de una costa despejada y mansa, ¿realmente vivió un mundo tan apacible?
Por lo que se sabe, en la época de Epicuro las presiones sociales y políticas, las guerras y amenazas internas, entre las Ciudades Estado y externas de los imperios aledaños (Persia, Macedonia), entre otros factores, hacían de la vida en la Hélade no poco agitada, por el contrario, un signo característico de los períodos de paz en los pueblos e imperios mediterráneos y del Asia Menor, es la brevedad. Por consiguiente, podemos pensar que la propuesta de Epicuro es sólo eso, una propuesta, una utopía o un método (un camino) entre muchos otros en procura de la supresión de las contradicciones típicas de lo humano, lo espiritual, lo ético y lo filosófico.
Una doctrina en la que pudieron vivir algunos, aunque lo recurrente fuera una tensionalidad social muy marcada por los nombrados fenómenos, todos subsidiarios de la eterna lucha del hombre por el poder. Pero esto ya es parte de otra historia…

Epílogo

María Daniela (con una compañera de clase): ¡Chama! ¿Viste el profesor nuevo que nos va a dar Ética y Periodismo? Te cuento, el viejo es así todo raro, tiene chiva, usa chancletas y habla muy raro, no le entendí nada y como que es maracucho porque tiene un nombre full extraño, se llama Epicuro, ¿qué tal?
Yeni Yurubí (en el Chat): Hoy tuve una clase demasiado extraña, “marica”, el profesor nos pregunto sobre los placeres, sobre el gusto y el odio, sobre la felicidad, ¿tú tienes algo de eso? De pana que no entendí, voy a buscar en google ahí rapidito y te llamo pa’ cuadrar el barranco de esta noche.
María Daniela (al teléfono con su novio): Mi amor, pasa por la uni a ver qué sale, tenía clase pero el profesor no vino, por aquí dicen que renunció y no quiero entrar a la clase siguiente.

“Pues no son las continuas embriagueces y orgías… Lo que
hace la vida feliz, sino las sobrias contemplaciones que
examinan los motivos de toda elección y evitación
y rechazan las vanas opiniones que originan la mayor parte
de las inquietudes que turban el alma…”
EPICURO…
Referencias.

Albaladejo V., Manuel Los griegos, vida y costumbres en la antigüedad.
Edimat Libros- Madrid.

Copelston, Frederick Historia de la Filosofía 1. Grecia y Roma Ariel Filosofía- Barcelona.

Copelston, Frederick Historia de la Filosofía. 7. De Fichte a Nietzsche.

Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. Editorial Sudamericana.
Buenos Aires.

García B., J. David Elementos de Filosofía. Ediciones U.C.V- Caracas.
Lipovetsky, Gilles La Era del Vacío Anagrama- Barcelona.

Lyotard, Jean F La condición Postmoderna. Cátedra- Madrid.

Nava, C. Mariano Estudios sobre el Pensamiento Antiguo. Universidad de Los Andes, Consejo de Publicaciones. Mérida-Venezuela

Nietzsche, Friederich. El Nacimiento de la Tragedia. Alianza Editorial. Madrid

Nietzsche, Friederich La Gaya Ciencia Edimat Libros- Madrid.

Nietzsche, Friederich. Aurora. Edimat Libros- Madrid.

Onfray, Michel. Antimanual de Filosofía. Edad. Ensayo- Madrid.
[1] El narcisismo es uno de los signos que identifican la conducta social de “algunos” habitantes de las áreas urbanas del mundo occidental, según algunos autores adscritos a la corriente postmodernista, entre los que se ubica Gilles Lipovetsky.
[2] Maracayero, Magallanero, Profesor de Historia y candidato a Magistri de la UPEL-Maracay. Actualmente coordinador de la asignatura de Sociología de la Educación del Departamento de Componente Docente de la misma universidad.
[3] La Era del Vació, Ensayos Sobre El Individualismo Contemporáneo. Edit. Anagrama-Barcelona
[4] Referencias a la Episteme Moderna y a su conceptualización pueden conseguirse en M. Foucault (Las Palabras y Las Cosas ) y otos textos del mismo autor.

[5] La despreocupación por aspectos de la vida política como la ideología, es vista por algunos amigos intelectuales, no como un signo denotativo de los procesos socioculturales que se viven de nuestros tiempos, sino como un rasgo antropológico-epistémico de la propia Latinoamérica, así pues, hablar de un antes y un ahora en este particular, les parece una universalización un poco plana, este planteamiento tiene mucho sentido y podríamos sumar a este debate que tampoco se puede aplanar al escenario cultural latinoamericano conceptuándolo como una cultura rural puramente como dicto la tradición del Realismo Mágico, negando la presencia fuerte de rasgos de lo urbano y lo cosmopolita en la población.
[6] Al llegar a Atenas Epicuro adquirió dos propiedades, una casa en el barrio de Mélite y un jardín el cual se conoce en la tradición filosófica como Hortus Epicui o como lo explica M. Nava “Es necesario advertir que el Kepôs, el término con el que tradicionalmente se ha designado el jardín de Epicuro es más bien un huerto, en general plantado en provecho o en honor a alguien, de donde (viene) su acepción de “jardín.” pp. 184.
[7] Dice Nava “…Después de sus experiencias en Colofón y Mitilene, Epicuro se trasladó a Atenas, el centro de la vida cultural de la Hélade. Allí trasladó su escuela con el mayor de los cuidados posibles. El hecho de que haya adquirido un terreno en las afueras de la ciudad no fue gratuito. No solo significa el rechazo de las obligaciones y distracciones propias de la vida en la ciudad, una de las banderas de su doctrina ética. Con ello también evitaba las posibles interferencias de la autoridad que hubiera tenido si hubiera decidido reunirse en algún lugar público, a manera de la Academia, antes, o de la Estoa, años después.”pp 183.
[8] Trata de la autosatisfacción de todas las necesidades, autodominio, en Aristóteles el fin de la filosofía es propiciarse la Autarquía, en Epicuro ésta es una fase transitoria de camino a la Ataraxia.
[9] Estado de imperturbabilidad del alma parecido, con sus distinciones, al Nirvana . La Ataraxia se convierten el centro de la ética de Epicuro, en el fin por el cual se perfila el sabio en su búsqueda de la felicidad.
[10] Nietzsche ha explorado con bastante profundidad aspectos del modo de vida de los griegos como lo son, entre otros, los ritos dionisíacos, en los cuales, a través del goce sensual y sexual del cuerpo se buscaban conexiones místicas con el mundo teológico. Circunscrito a la diatriba entre lo dionisíaco y lo apolíneo Nietzsche ahonda sobre las distinciones existentes entre la Ética Socrática y la Epicúrea identificando a cada filósofo y su doctrina con cada una de las deidades, a saber a Sócrates con Apolo y a Epicuro con Dionisos. Entre las contradicciones que aparecen más resaltantes para N. destaca la preferencia de Sócrates por valores como la búsqueda de la mesura, la prudencia y moderación los cuales aparecen poco en la vida cotidiana de los Helenos para quienes el banquete es el centro de las actividades sociales cotidianas y en dichas reuniones las actividades hedónicas eran predominantes. Ver El Nacimiento de la Tragedia.
[11] Nietzsche asimilaba los valores d la ética socrática primero y luego la aristotélica a los elementos de la decadencia cultural de la vida en la polis, después denuncia la mudanza de estos valores al mundo cristiano y los califica como antagónicos a los del súper hombre.
[12] Aparato de ejercicios cardiovasculares, promocionado en ventas por Tv.
[13] Asceta hindú, “sacerdote” del dios brahma creador de todas las cosas, Sidharta aprendió a meditar con los Brahmanes la meditación antes de alcanzar al iluminación (Nirvana)

2 comentarios:

  1. me encanto esta lectura, de verdad lo felicito, estoy analisis son maravillosos ojala los que viven en el mundo de estas chicas lo entendieran algun dia. JR.

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  2. Lamentablemente esa es la tendencia social, se rompe la barrera del hedonismo racional y se direcciona hacia la búsqueda de placeres más próximos, lo más inmediato... y es así como de a poco nuestra sociedad va tornando en una masa negativa, en la que los antivalores y la falta de moral predominan por sobre la razón y los buenos principios. Como lo suponía... excelente el ensayo. En hora buena.

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